Los libros que han escrito sobre Ayotzinapa

 

Hoy se cumplen tres años de la desaparición en Iguala de los alumnos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”


La literatura alrededor del caso de los normalistas de Ayotzinapa ha estado en la controversia, ya que a través de crónicas, investigaciones y testimonios, diferentes obras relatan lo sucedido la noche del 26 septiembre y madrugada del 27, y refutan la “verdad histórica” que durante tres años ha intentado mantener el Gobierno mexicano.

Paula Mónaco, Esteban Illades, Tryno Maldonado, Témoris Grecko, John Gibler, Roberto González, Anabel Hernández, entre otros, son algunos de los activistas, expertos, periodistas y literatos que a través de sus líneas relatan lo sucedido aquella madrugada de septiembre.

Los hechos que dejaran como resultado 43 alumnos desaparecidos en Iguala, Guerrero en 2014, al menos 10 muertos y más de 20 heridos, escandalizaron a la sociedad mexicana e internacional.

Los ataques a manos de integrantes del crimen organizado y elementos de seguridad pública en la región desbordaban lo evidente: la policía y el narcotráfico tejían lazos cercanos.

La verdadera noche de Iguala

La periodista Anabel Hernández publicó en 2016, La verdadera noche de Iguala; desde su exilio en Estados Unidos recabó información en la que señala —en el apartado “fabricando culpables”— a Humberto Castillejos, a quien cataloga como uno de los hombres “más poderosos del gabinete y de mayor influencia en Peña Nieto”, encargado, junto con Luis Enrique Miranda Nava y Tomás Zerón, de desviar la investigación y cuya prioridad era minimizar los crímenes y proteger la imagen de Enrique Peña Nieto ante la comunidad internacional.

Hernández detalla que Tomás Zerón, quien en ese momento ostentaba la titularidad de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), se convirtió en “juez y parte” puesto que personal bajo su mando estuvo presente al momento de estas agresiones.

De acuerdo con el expediente DGAI/510/CDMX/2016, de la Visitaduría General de la Dirección General de Asuntos Internos detectó al menos 11 irregularidades en relación con el peritaje en el río San Juan en donde se encontraron parte de los restos óseos de Alexander Mora y se reconstruyeron los hechos, según lo dicho por Agustín García Reyes.

“Existen datos de prueba aptos y suficientes para acreditar la probable responsabilidad en la comisión de conductas irregulares por parte del director en jefe de la AIC por haber realizado actos de investigación en las inmediaciones del río San Juan […] sin encontrarse bajo la conducción del agente del Ministerio Público en virtud de legítimo mandamiento”, revela el dictamen encabezado por César Alejandro Chávez Flores.

Los restos, que servirían de prueba para que el Gobierno Federal diera por concluido el caso, con la hipótesis de que los 43 cuerpos fueron calcinados durante 15 horas en el tiradero de Cocula, Guerrero, Para la periodista, terminan siendo la prueba que incrimina a Tomás Zerón. Pues como se dictaminó ahí no pudieron ser quemados los 43 cuerpos, entonces ¿de dónde sacó Zerón los restos?

Ayotzinapa. Mentira histórica: Estado de impunidad, impunidad de Estado

Témoris Grecko, en el libro Ayotzinapa. Mentira histórica: Estado de impunidad, impunidad de Estado; que posteriormente llegó a ser el documental Mirar morir, también refuta esa hipótesis, pues la temperatura que, según Jesús Murillo Karam, alcanzó la hoguera fueron mil 600 grados, lo que obligaría a los presentes a estar a una distancia de 10 a 12 metros, desde donde resultaba imposible seguir lanzando cuerpos y cosas para mantener las llamas. Asimismo, Grecko denuncia el pentágono de la amapola que comprende los municipios de Iguala, Teloloapan, Altamirano, Zihuatanejo, Tecpan, Acapulco y Chilpancigo, zona en la que se produce cerca de 42 por ciento de los opiáceos del país, y que en palabras del productor, el estado mexicano parece haber renunciado y que los grupos del crimen organizado se disputan a balazos. Esto tendría relación con una de las líneas de investigación solicitada por los padres de los jóvenes.

Ayotzinapa, horas eternas

La última vez que Emiliano vio a su hijo José Ángel, fue cuando éste subió a una combi. Desde entonces, el hombre camina y exige el regreso de ese joven al que durante su niñez vio pocas veces ya que, producto de la necesidad, tuvo que emigrar a Estados Unidos para sacar a su familia adelante. Historias como ésta las compiló la periodista argentina Paula Mónaco, en su libro Ayotzinapa, horas eternas, que recopila desde la experiencia de sobrevivientes, lo sucedido la noche de septiembre y los 12 meses que le siguieron. Mónaco les da voz a aquellos que han gritado tantas veces el nombre de los 43 ausentes.

Ayotzinapa: la rabia y la esperanza

A la lista también se suman los textos de Roberto González con su libro. Ayotzinapa: la rabia y la esperanza que también hace una crónica y análisis de los hechos. La noche más triste, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa es como Estaban Illades tituló su investigación donde cuestiona que aun con los detenidos —que suman más que los desaparecidos— no se tenga certeza del destino de los alumnos, además de indagar acciones dos años previos que ayudarían a entender y resolver algunas de las interrogantes que hasta hoy se mantienen.

Ayotzinapa, el rostro de los desaparecidos

Tryno Maldonado, decidió vivir en la cuna de los desaparecidos, Ayotzinapa, para luchar contra el olvido y la normalización de la violencia, y a decir de Maldonado, “si olvidamos Ayotzinapa estaremos condenando a la generación más joven de México, la más sana y la mejor educada de la historia, a la persecución sistemática y a la aniquilación que está perpetrando en su contra el Estado mexicano”. Por ello y con su cercanía durante cuatro meses, recopila testimonios de 25 sobrevivientes de ese infierno en el que se convirtió Iguala.

Una historia oral de la infamia

En esa línea siguió el libro Una historia oral de la infamia. Los ataques contra los normalistas de Ayotzinapa, escrito por John Gilbert y que recopila entrevistas con sobrevivientes, mismas que sucedieron entre el 4 de octubre de 2014, pocos días después del ataque, y el 19 de junio de 2015.