Carnavales, reventón del alma

 

Desde hace 3 mil años, festejos similares ya se llevaban a cabo por el pueblo de los asirios


Mauro García Vázquez

Los carnavales son fiestas populares que tienen su origen miles de años atrás cuando se realizaban fiestas paganas en honor al dios Baco y como muchas otras celebraciones después se fueron adaptando a la religión católica.

A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol.

El carnaval, del latín vulgar carnem-levare, significa “abandonar la carne”, hace alusión a los días antes del ayuno que la Iglesia recomendaba para el periodo de Cuaresma que inicia el Miércoles de Ceniza.

Esta época dedicada al disfrute de los sentidos y el desenfreno no es una invención del cristianismo, pues etnólogos señalan que se tienen registros que culturas tan antiguas como los asirios, al suroeste asiático que desde hace 3 mil años, ya realizaban un festejo similar.

Y no sólo ellos, los antiguos habitantes de Mesoamérica, en uno de sus calendarios (el cual tenía 360 días) destinaban cinco días más al festejo y el ocio, eran días “perdidos”, que ellos aprovechaban para celebrar, porque si no se hacía así, podrían ocurrir cosas funestas.

A pesar de las intenciones de la iglesia por condenar esta celebración, el carnaval goza de cabal salud en muchas partes del mundo, y en cada una de manera singular.

Manuel Vázquez, directivo en Radio y Televisión de Veracruz, comentó que los carnavales más importantes en el mundo son el de Río de Janeiro, Brasil, el de La Habana, Cuba, y el de Barranquilla, en Colombia, todos ellos celebrados rigurosamente antes de la Cuaresma, cumpliendo así con el ritual pagano de dar rienda suelta al festejo y al exceso, antes de observar la abstinencia.

Para el especialista Manuel Vázquez, que anteriormente estuvo a cargo de las comparsas (agrupaciones carnavalezcas) que el gobierno de Veracruz mandaba de Xalapa, hoy en día el carnaval se ha convertido en una forma de marketing, donde las grandes firmas comerciales venden sus productos y a cambio ofrecen distracción, pero aún así conserva su raíz original, basada en la gran alegría. Es por eso que algunos carnavales en el mundo inician las celebraciones desde unas semanas antes.

La convivencia se une en torno a la fiesta y, por supuesto, la derrama económica que reciben las comunidades y sus alrededores es significativa por el consumo y el turismo que acude.