Cinco asesinos seriales que han operado en la CDMX

 

El último caso es el de El Matanovias


“México es un país donde la figura del asesino en serie ha sido negada”, dice Ricardo Ham en su libro Asesinos seriales mexicanos.

Sin embargo, en la Ciudad de México ha habido casos y se resolvieron.

Felícitas Sánchez Aguillón

Conocida popularmente como “La descuartizadora de la colonia Roma”, fue responsable de un número indeterminado de infanticidios (se cree que fueron más de 50 durante la década de los 30’s).

Se graduó como enfermera y ejerció como partera.

El 11 de abril de 1941 Felícitas fue detenida junto con su amante, Roberto o Alberto Covarrubias, alías “el Beto” o “el Güero”.

“La Descuartizadora de la colonia Roma” desde su detención hasta junio de 1941, fue recluida en prisión y aislada a causa del peligro que representaba para ella el contacto con la población general del reclusorio. Durante todo ese tiempo vivió, irónicamente, una regresión (se comportaba como una niña pequeña, lloraba todo el día, sólo pronunciaba monosílabos y una repetitiva frase que en ocasiones llegaba a gritar: “Quiero irme de aquí.”, incluso como típico berrinche infantil se tiraba al piso, pataleba, gritaba y era necesario arrastrarla para trasladarla de un lugar a otro).

La corrupción y una serie de irregularidades, permitieron que saliera libre en junio de 1941.

El 16 de junio de 1941 se suicidó con una sobredosis de Nembutal.

Gregorio “Goyo” Cárdenas

También conocido como “El estrangulador de Tacuba”, ya que vivía en ese barrio de la Ciudad de México, fue un homicida múltiple mexicano que se volvió una celebridad mediática debido a su presunta rehabilitación social.

Cometió sus asesinatos entre agosto y septiembre de 1942.

Estranguló a tres prostitutas y después enterró los cuerpos en su jardín.

También mató a Graciela Arias Ávalos, de 21 años, alumna de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, por rechazarlo.

El 13 de septiembre de 1942 se le dictó auto de formal prisión y fue recluido en el Palacio Negro de Lecumberri, en el pabellón para enfermos mentales. Sin embargo, sus abogados consiguieron que Goyo fuera trasladado al Manicomio General de La Castañeda, supuestamente para recibir tratamiento.

El 8 de septiembre de 1976, “El estrangulador de Tacuba” abandonó la cárcel. Tiempo después ingreso a la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón de la UNAM, cursando la licenciatura en Derecho y titulándose de la misma en 1992.

Murió en Los Ángeles, Estados Unidos, el 2 de agosto 1999.

Jorge Riosse

Era un enigmático joven con talento para el canto y la pintura, políglota y travesti ocasional, quien por las noches desaparecía sin que nadie supiera su destino y que tiempo después de su muerte descubrieron que asesinó al menos a 13 prostitutas de La Merced en los años 90.

Jorge era inquilino en una casa de huéspedes que se encontraba en las calles Shakespeare y Víctor Hugo en la colonia Anzures.

El escándalo llegó cuando el 7 de abril de 1993, en la habitación 203 del motel Mexicali, el homicida abrió el pecho de su víctima y se llevó consigo el corazón de la prostituta en turno, además de pintar una estrella de cinco picos rodeada de extraños símbolos que sólo su autor podría comprender.

La noche del 9 de abril de 1993 fue perseguido por la policía y herido de bala, regresó al cuarto de azotea donde vivía, en su intentó por quemar periódicos, credenciales y todo lo que le inculpara de los homicidios, provocó un incendio del que él mismo fue presa.

El asesino serial de prostitutas murió durante una operación quirúrgica, resultado de las múltiples quemaduras en las piernas ocasionadas por el incendio en su pequeño cuarto de azotea donde guardaba celosamente los secretos de sus homicidios.

Juana Barraza Samperio

Conocida popularmente como La Mataviejitas por asesinar a personas de la tercera edad, quienes en su mayoría vivían solas.

Las muertes eran provocadas por golpes, heridas de armas punzo cortantes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de ser asesinadas.

En cada asesinato que cometía siempre vestía de rojo. En casos aislados se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas.

El primer asesinato atribuido a La Mataviejitas fue cometido a fines de los años 90.

Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48.

El 31 de marzo del 2008, el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla, le dictó sentencia de 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio de personas de la tercera edad.

Jorge Humberto “N”

El último caso se conoció en 2017, El Matanovias, sospechoso de asesinar a dos mujeres e intento de homicidio a otra.

Los cadáveres de las muchachas tenían el cabello trasquilado y se cree que colecciona mechones de pelo de sus víctimas.

Autoridades capitalinas buscan al ahora prófugo de la justicia.

JCS/LGG