Así se vivió, en la calle, el quinto informe de Mancera

 

El ambiente era de fiesta, sonorizado con batucada y baile sincopado


Las calles aledañas a la Asamblea Legislativa se pintaban de amarillo con mantas provenientes de Iztacalco, Iztapalapa, Gustavo A. Madero y todas las que gobierna el PRD en la Ciudad de México.

Los contingentes, que llegaron desde temprana hora en autobuses y camiones, “escoltaban” el Eje Central en sus dos sentidos, provocando conflicto vial entre vehículos y peatones, obligando a éstos a circular por el arroyo vehicular.

Vallas, guaruras y uniformados cercaban los cruces de Tacuba, Allende, Donceles y República de Cuba, vías de acceso a la Asamblea Legislativa.

El escenario era la antesala del Quinto Informe de Gobierno del mandatario local.

“¡Mancera, amigo, el pueblo está contigo!”, gritaban.

El ambiente era de fiesta, sonorizado con batucada y baile sincopado.

Pasadas las 9 y media comenzó la “pasarela” de políticos y funcionarios.

“Yo creo que tenemos cinco años de trabajo intenso con el doctor Mancera viendo el área de salud como una de las prioritarias y hay grandes avances”, presumía el secretario de Salud, Armando Ahued.

Aunque también estaban los críticos moderados, como el diputado priista Adrián Rubalcaba: “Considero que ha sido un gobierno que ha trabajado arduamente, sin duda con tropiezos importantes, pero a grandes rasgos pues un gobierno aceptable”, dijo.

Fotógrafos, camarógrafos y reporteros se aglutinaban en un solo sentido, caminando de espaldas, enfocando sus lentes y miradas sobre la calle de Allende: “Ahí viene”, se escuchaba en medio de la turba.

El jefe de gobierno se detenía un par de ocasiones, saludaba de mano a algunos seguidores, subía las escalinatas del recinto legislativo y desoía a los periodistas que le llamaban y casi imploraban “jefe, aquí…”.

Poco después aparecerían los “aguafiestas”, los “contras”, los “opositores”, como Susana Aguirre, vecina de Garibaldi.

“Son acarreados-refería-, no es gente a favor, son personas que les pagaron entre 80 y 150 pesos que ya los formaron y se los llevaron, desde las 7:00 de la mañana llegaron aquí, nosotros vecinos de la zona, estamos secuestrados desde hace tres días por el gobierno del Distrito Federal (sic) que no nos permite ni nos deja salir de nuestras casas”, declaraba quien, solitaria, se sumergía en toda la porra mancerista.

Portaba un pequeño letrero con la leyenda “Mancera, tu gobierno dejó impunes cientos de feminicidios”, mismo que le fue arrebatado después de ser increpada.

“Me arrebataron el cartel, me lo rompieron y me metieron un puñetazo, mientras agitaban las banderas y me amenazaron, me dijeron al oído ´te vamos a romper la madre’”, denunciaba ante la prensa, quien fue testigo de la agresión.

Largos minutos transcurrían mientras el informe seguía su proceso. La gente se iba y pocos resistían el embate del sol.

Al final, el Zócalo capitalino esperaba el mensaje de Mancera Espinosa, simpatizantes que, entre cerveza y sombrillas rosas, gritaban sin mucho ahínco: “¡Se ve, se siente, Mancera presidente!”.

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FF