Denuncian olvido en el oriente de la CDMX tras sismo

 

Los vecinos de la Unidad Tepozanes denuncian que están "sobre una falla téctonica"


El oriente del Valle de México también resintió los embates del sismo del 19 de septiembre, sin embargo, se ha convertido en zona abandonada por la autoridad. Los habitantes de la colonia Unidad Ermita Zaragoza en la Ciudad de México, y los de la Unidad Tepozanes en el vecino municipio de La Paz, exigen que por lo menos Protección Civil los tome en cuenta, antes de que su destino sea fatal.

Desde el terremoto, quienes viven en estas zonas apenas separadas por la avenida Siervo de la Nación, que delimita la Ciudad del Estado de México, lo hacen entre edificios y calles fracturadas, sus hogares tambalean porque las estructuras tienen grietas que las recorren de techo a piso.

En minutos presenciaron como el pavimento fuera de sus hogares se hundió hasta metro y medio, “las calles parecen escaleras”, dicen, el terreno es tan irregular, que hasta evitan pisarlo por temor a que se hunda por completo.

A varios días del desastre, Protección Civil no había hecho más que una revisión ocular, les ha dicho que tienen que esperar el dictamen final para saber qué pasará con su patrimonio, sólo colocaron pocas cintas con la consigna “peligro”, pero eso no es suficiente para dar tranquilidad a quienes habitan ahí desde hace dos y cuatro décadas.

“ESTAMOS SOBRE LA FALLA TÉCTONICA”

“El piso quedó como laberinto” exclaman algunos, la razón es que debajo de más de dos mil 500 familias se encuentra una falla geológica que cruza el límite de la Ciudad y los municipios de La Paz y Nezahualcóyotl, misma que causa problemas a la avenida Zaragoza y a la línea A del Metro que corre precisamente de La Paz a Pantitlán.

Este peligro latente no es desconocido, “estamos sobre la falla”, expresa con naturalidad Michel Sosa, una de las afectadas, acostumbrada a ver fracturas en el pavimento, le sorprende el escenario que dejó a su alrededor el movimiento de 7.1 grados.

Le preocupa que “el evento por venir” sea de grandes dimensiones, al relatar que el 20 de septiembre, el agua de dos pipas que alimentaron las cisternas de algunos edificios escapó, por lo que cree se trata de una nueva fisura en el subsuelo; “no nos dio tiempo ni de subirle a la bomba para llenar los tinacos, cuando nos dimos cuenta el agua se había ido”.

Además en su conjunto habitacional se nota la separación de los edificios; ahora unos son más altos que otros, es complicado delimitar los espacios de estacionamiento, los automóviles se quedan en las orillas, porque no pueden ser dejados en los cajones que ahora tienen casi medio metro de diferencia.

“INFONAVIT CONSTRUYÓ PESE A IRREGULARIDADES DEL SUELO”

Cuando María del Carmen Vázquez obtuvo su crédito de Infonavit decidió comprar un departamento en la Unidad Tepozanes, la cual tuvo que abandonar recientemente para vivir en el albergue más cercano.

“La verdad es que el Infonavit no debió construir aquí, por eso los edificios sólo tienen tres departamentos, porque es peligroso cargarlos más, yo lo que quería era un patrimonio”.

Eso pasó hace más de 20 años, y aunque ya va a liquidar su deuda, María dice que en caso de que el dictamen que también espera ansiosa resulte en demolición, existe un seguro que paga junto con su crédito que la protegerá para no iniciar desde cero, en realidad le interesa que se le garantice su seguridad, “o de menos que nos reubiquen, pero que ya no estemos así”.

El Organismo Público Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OPDAPAS) advirtió que después del sismo de 1985, el subsuelo del lugar había entrado en un proceso gradual de agrietamiento, aún así se construyó dicha unidad, que alberga 7 secciones, 5 con graves daños tras el último movimiento telúrico.

“LO ÚNICO BUENO ES EL ALBERGUE”

Conscientes del riesgo de habitar lo inhabitable, unas 70 familias viven en el albergue de la primaria Octavio Paz, la única zona segura dentro de la Unidad Tepozanes.

Habilitado un día después del sismo, es el único consuelo y refugio de los afectados, ahí han encontrado comida las 24 horas, atención psicológica, abrigo, y hasta entretenimiento, grupos de voluntarios, sobre todo academias de baile, han hecho del patio escolar un escenario artístico, se presentan grupos de bailarines, performances, teatro guiñol, actos de magia, payasos, que hacen reír a los huéspedes.

Lo ha puesto el gobierno municipal, pero opera con voluntarios y se nutre de las aportaciones ciudadanas, desde que abrió sus puertas ganó poco a poco la confianza de los condóminos, dos días después algunos ya habían traído sus bienes más preciados para instalarse por completo, otros asisten casi todo el día, porque pernoctan en el peligro de sus habitaciones para evitar cualquier intento de la delincuencia.

Se ha tejido un espíritu de fraternidad entre quienes esperan sólo compartir momentáneamente el mismo techo, la camaradería los hace olvidar que afuera sus viviendas pueden hacerse polvo, en el día sobran las sonrisas, por la noche llega la incertidumbre.

IZTAPALAPA EN CRISIS DE AGUA POR SISMOS
HORTENSIA GUTIERREZ

La falta de agua en Iztapalapa se agudizó tras los sismos del 7, 19 y 23 de septiembre dejando sin el servicio a 245 colonias en las que habitan un millón y medio de personas.

De acuerdo con la delegación Iztapalapa la falta de abasto se originó por los movimientos de tierra que causó fracturas en las tuberías que generaron 800 fugas, y el líquido almacenado en seis pozos se agotó, por lo que la crisis afecta al 75 por ciento de la población.

La titular de la delegación, Dione Anguiano indicó que para enfrentar esta escasez se implementó un operativo de abasto mediante pipas tanto propias como rentada y 18 enviadas por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la cuáles trabajarán las 24 horas del día, durante el tiempo que sea necesario, para mitigar el problema.

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FF