Esto fue lo que pasó en la histórica reunión de Trump y Kim Jong-un

 

El histórico apretón de manos entre ambos mandatarios terminó con un acuerdo firmado para desnuclearizar la península coreana


El 12 de junio será una fecha que se trasladará a los libros de historia. Donald Trump y Kim Jong-un se convirtieron en los primeros presidentes de Estados Unidos y Corea del Norte, respectivamente, que se reunieron, estrecharon sus manos, y llegaron a acuerdos en beneficio de ambas partes.

El presidente de Estados Unidos y el líder de Corea del Norte terminaron este martes una breve, pero importante, cumbre nuclear. Si la fotografía de ambos mandatarios estrechando sus manos resultó histórica, verlos sentados en la misma mesa para firmar un acuerdo mutuo cerró con broche de oro la reunión.

En el documento firmado por Trump y Kim, el mandatario estadounidense prometió “garantías de seguridad” a Corea del Norte, mientras su homónimo reiteró su compromiso con la “completa desnuclearización de la Península de Corea”.

Los dos presidentes tuvieron una reunión privada a la que siguieron otras con asesores y un almuerzo de trabajo.

Durante las casi cinco horas de conversaciones, tanto Trump como Kim se mostraron optimistas, y el presidente estadounidense dio las gracias después a su homólogo por “por dar el primer y valiente paso hacia un nuevo futuro para su pueblo”.

Trump señaló, en una conferencia de prensa posterior, que Kim tiene ante sí “una oportunidad única” para devolver a su país a la comunidad internacional, si accede a abandonar su programa nuclear.

El presidente de Estados Unidos anunció que paralizará las “maniobras militares” con Corea del Sur mientras duren las negociaciones entre Washington y Pyongyang. Trump presentó la decisión como una medida para ahorrar costos, pero el Norte lleva años oponiéndose a unos ejercicios que considera una amenaza de seguridad.

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El mandatario norteamericano reconoció que los plazos para la desnuclearización son largos, pero “una vez que se inicia el proceso, significa que prácticamente se ha acabado”.

El dirigente reconoció que Estados Unidos tiene una información de inteligencia limitada sobre el arsenal nuclear norcoreano, “probablemente menor que la de cualquier otro país”; sin embargo, reconoció que los trabajos de inteligencia revelan que “lo que ellos tienen es muy importante”.

De acuerdo con las palabras de Trump, Kim Jong-un accedió a visitar la Casa Blanca cuando sea “el momento apropiado”.

Con pocos detalles concretos, el documento rubricado por los dirigentes equivaldría a un pacto para seguir adelante con las discusiones, y se hizo eco de declaraciones públicas y compromisos anteriores.

El texto no incluyó un acuerdo para terminar con el estado técnico de guerra en el que están Estados Unidos y Corea del Norte desde principios de la década de 1950.

Los dirigentes se comprometieron a “construir un régimen de paz duradero y estable” en la península de Corea y a repatriar los restos de los prisioneros y los desaparecidos en combate durante la Guerra de Corea (1950-1953).

El lenguaje empleado para referirse al arsenal norcoreano fue similar al del texto firmado por los líderes de las dos Coreas tras una reunión en abril; en el documento de Singapur, Trump y Kim hicieron una referencia directa a la llamada Declaración de Panmunjom, que incluía un débil compromiso con la desnuclearización pero ningún paso concreto para lograrla, por lo que se espera que existan más encuentros entre ambos mandatarios.

Por su parte, Kim Jong-un dijo que se trató de un “encuentro histórico” y dijo que “decidieron dejar el pasado atrás”.

La cumbre, celebrada en una isla de Singapur, parecía impensable hace apenas unos meses. Los dos presidentes habían intercambiado amenazas que día tras día subían de tono, al grado de llegar a advertir que con un botón podrían desatar una guerra.

A pesar de el cambio en el discurso que comenzó Kim Jong-un desde su discurso para despedir el 2017 y la mejora en su relación con el gobierno de Corea del Sur -gracias a los juegos olímpicos invernales-, la cumbre con Trump estuvo a punto de no realizarse debido a que una declaración del gobierno norcoreano llamaba “pelele político” a Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos.

El incidente provocó que, el 24 de mayo, la Casa Blanca emitiera un comunicado firmado por Trump en el que daba por cancelada la cumbre de Singapur, argumentando “hostilidad” de Corea del Norte.

Sin embargo, el largo camino de amenazas, tensión y hostilidades desembocó con el saludo de ambos, el cual se dio ante una fila de banderas en la que se alternaban la estadounidense y la norcoreana.

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