Papa Francisco escucha reclamo mapuche

 

Incendian helicópteros antes de la llegada del Papa


Mientras algunos mapuches hablaban, el papa Francisco escuchaba con atención.

“Se nos prometió una mejor vida, una mejor relación con el pueblo mapuche y eso no ha ocurrido”, dijo Carlos Reinao, alcalde de este pueblo indígena de Chile durante el encuentro que el Pontífice mantuvo el martes con devotos chilenos y miembros de ese grupo.

A la ceremonia liderada por Francisco acudieron los mapuches para expresar su punto de vista sobre el conflicto que mantienen con el Estado. En la Araucanía, al centro del país, reside la mayor parte de los 700 mil mapuches chilenos. En su mayoría viven en la pobreza organizados en unas dos mil comunidades que han recibido pequeñas porciones de terreno, pero unos 200 grupos reclaman las que consideran sus tierras ancestrales.

Reinao, uno de los fundadores de la Coordinadora Arauco Mapuche, se reunió con el Pontífice tras la misa ofrecida en Temuco, 700 kilómetros al sur de Santiago, y declaró a la prensa que indicó al Papa que “la inestabilidad política de la región es alta y peligrosa”.

Horas antes, Francisco denunció el uso de violencia para obtener ganancias políticas.

La región que visita se considera el corazón del conflicto secular de Chile con los pueblos indígenas, y varios ataques incendiarios recientes contra iglesias han sido atribuidos a facciones mapuches radicales que presionan por su causa. Sin embargo, hasta ahora nadie ha admitido ser el autor de estos ataques.

Horas después de que dos iglesias y tres helicópteros fueran incendiados, Francisco celebró la misa en una antigua base militar que no solamente se ubica en tierras mapuches disputadas, sino que también fue un antiguo centro de detención utilizado durante la dictadura militar en el país sudamericano.

Dirigiéndose a unas 150 mil personas y en un momento de oración, el Papa dijo que los campos verdes y las montañas nevadas del sur de la Araucanía fueron bendecidos por Dios pero malditos por el hombre. Según expresó, forman un lugar donde se registraron “graves violaciones de derechos humanos” durante la dictadura de 1973-1990.

“Ofrecemos esta misa para todos aquellos que sufrieron y murieron, y para aquellos que soportan diariamente la carga de muchas de esas injusticias”, señaló.

Durante el evento Francisco exhortó a la no violencia, y al referirse al conflicto entre mapuches y el Estado dijo que la unidad “no es un simulacro ni de integración forzada, ni de marginación armonizadora”, sino “una diversidad reconciliada porque no tolera que en su nombre se legitimen las injusticias personales o comunitarias”.

También durante el encuentro, la machi –líder espiritual del pueblo mapuche– Francisca Linconao intentó entregar una carta a Francisco, pero no tuvo éxito. El objetivo del documento era pedirle que mediara con el Estado chileno por el cargo criminal que pesa en su contra.