Delfina, de Tlatelolco al Senado; entre ronquidos y ayunos

 

La excandidata mexiquense sigue en caravana


Algunos roncaban muy fuerte, otros superaban el nivel de los ronquidos al hablar, mientras que unos más hasta cantaban, por ello Delfina Gómez decidió levantarse, eran casi las cinco de la mañana y aún no salía el sol en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, donde amaneció la excandidata de Morena a la gubernatura mexiquense.

“Me despertaron las voces a las 5 de la mañana que le decían a Juanito que ya se tenía que ir a trabajar. Aquí uno se entera de la vida de todos, hasta de los ronquidos”, dice entre risas “la gobernadora”, como le llaman sus seguidores, quienes la acompañan en la denominada “Marcha por la Esperanza”.

Gómez Álvarez lleva cuatro días lejos de su Texcoco, de donde es originaria, encabeza una caravana que recorre varios puntos de la capital para exigir a las autoridades que “hagan su trabajo” y que permitan el “voto por voto” a fin de dar certeza a las elecciones del pasado 4 de julio en el Estado de México, en donde las autoridades le reconocen un segundo lugar.

La morenista ha compartido su habitación móvil con unas tres personas más; todos los días realiza la misma rutina con sus “fieles seguidores”, arman y desarman las alrededor de 20 casas de campaña; y todos los días también sacan y guardan las sillas, los anafres, los trastes y “el taquito”.

Ayer, la maestra rindió un homenaje a los jóvenes caídos el 2 de octubre del 68, poniéndoles flores en el monumento de la plaza, donde les dijo: “Mostraron el camino para exigir lo que por derecho nos corresponde… justicia”.

Después abandonó su morada, partió a la Secretaría de Gobernación, en Bucareli. El trayecto estuvo lleno de vitoreos y de chiflidos. Algunos paseantes se sumaron al contingente conformado por un poco más de 400 personas; le aplaudían y le pedían una foto. Otros más pitaban con su claxon, como muestra de su enojo por obstruir parte de la vialidad.

Al llegar al recinto donde despacha Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación, y donde pensaba pasar la noche, se topó con un plantón del Sindicato Mexicano de Electricistas, donde mantienen el control desde hace tiempo de la calle (que se usa como casa y como cama), en la cual –le dijeron los sindicalizados– ya no cabía.

La maestra no peleó la plaza; sin embargo, alcanzó a realizar su mitin. Tomó un micrófono que tenía un pésimo audio, pero aun así le pidió al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, que hiciera su trabajo y diera certeza al proceso electoral: “No pueden llegar al 2018 faltos de confianza por parte de la ciudadanía”. Sus acompañantes le aplaudieron.

Sin lugar dónde dormir, la caravana del Movimiento de Regeneración Nacional decidió partir al Senado, donde pasaron la noche. Volvieron a desarmar su campamento y emprendieron rumbo a Reforma, de ahí que se autonombraron “unos judíos errantes”.

Al llegar al Senado los esperaban la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, Armando Guadiana Tijerina, candidato de Morena al gobierno de Coahuila, y el legislador Miguel Barbosa Huerta quien se comprometió a invitarles la cena.

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JCS