Murió Pitol; se apaga el siglo XX cultural

 

El reconocido escritor falleció en su casa de Xalapa, a los 85 años


El escritor Sergio Pitol, quien falleció la mañana de ayer en su casa de Xalapa, a los 85 años, solía decir que ser lector de tiempo completo le había salvado la vida de niño. La frase no era un lugar común, era verdad. A los cinco años ya había perdido a su padre, su madre y su hermana menor y, por si no fuera suficiente dolor, el paludismo y la fiebre lo mantuvieron postrado en la cama hasta los 12 años, impidiéndole asistir a la escuela. Sólo encontró una medicina eficaz a su enfermedad: los libros.

“Leí todo lo que cayó en mis manos. Llegué a la adolescencia con una carga de lecturas insoportable”, escribió Pitol en El arte de la fuga. Creció en casa de su abuela en un ingenio azucarero de Córdoba, Veracruz. Allí escuchó las historias que contaban las amistades de su abuela, que describían el México anterior a la Revolución. Desde ese entonces comenzó a viajar a través de la palabra.

El ganador del Premio Cervantes murió por las complicaciones provocadas por la afasia progresiva, una enfermedad que sufría desde hace varios años. El fallecimiento fue confirmado por Laura Demeneghi, la sobrina que le acompañó durante la entrega del premio Cervantes y quien durante los últimos tiempos vivía con el escritor y ejercía como tutor.

Pitol es considerado uno de los grandes escritores de la literatura latinoamericana, reconocido por su trayectoria intelectual, tanto en la creación literaria como en la difusión de la cultura.

Nació en Puebla, el 18 de marzo de 1933. Narrador, ensayista y traductor, estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y fue titular de esa carrera en su alma mater, en la Universidad Veracruzana y en la Universidad de Brístol.

Sus novelas son ejercicios de estilo con humor refinado y mordaz que ofrecen una mirada desencantada de la realidad. Destaca su Trilogía del Carnaval: El desfile del amor, Domar a la divina garza y La vida conyugal.

De sus volúmenes de cuentos sobresalen Nocturno de Bujara, con el cual obtuvo el premio Xavier Villaurrutia. Compaginó la escritura con la traducción al español de autores británicos, checos, alemanes y rusos.

Su obra se aleja de las tendencias literarias en hispanoamérica y destacan por su carácter erudito e irónico.

Fue estudiante en Roma, traductor en Pekín y en Barcelona, profesor universitario en Xalapa y en Brístol, además de diplomático.

Miembro del Servicio Exterior desde 1960, fue consejero cultural de las embajadas mexicanas en Francia, Hungría, Polonia y la URSS.

Fue colaborador de Revista de la Universidad, Estaciones y Revista de Bellas Artes, México en la Cultura, La Cultura en México, Sábado y La Jornada Semanal.

Fue condecorado por el gobierno de Polonia e investido doctor honoris causa por la UNAM