Personas de la tercera edad, damnificados olvidados

 

"Las personas de la tercera edad estamos en el olvido, y más si estamos enfermos"


 

Las brigadas de protección civil y salud así como vienen, se van, sin resolver nuestras inquietudes, lamentó el señor Benito Flores de 74 años de edad, habitante de la delegación Gustavo A.Madero, quien se encuentra discapacitado de una pierna, utiliza prótesis y así, cuida de su hermano gemelo condenado desde hace varios años a pasar sus días en una cama.

Con ayuda de sus vecinos, pudo sacar a su hermano durante el sismo del 19 de septiembre, pero a una semana, asegura vivir con miedo y desesperación al desconocer el estado estructural de su vivienda, ubicada en la planta baja de uno de los edificios de la Unidad habitacional El Potrero, que desde aquel día, se mueve ligeramente.

“Mi temor, es morir aplastados, pero qué le hacemos”, se lamenta.

También acudió una brigada de la Secretaría de Salud capitalina, para identificar en qué condiciones se encuentran niños menores de cinco años, embarazadas y personas de la tercera edad, pero por la vivienda del señor Benito nunca pasó.

“Las personas de la tercera edad estamos en el olvido, y más si estamos enfermos”, señaló con cierta resignación.

La gran incertidumbre y temor se debe a que no cuentan con un dictamen técnico por parte de Protección Civil delegacional, ya que solo acudió una cuadrilla a realizar una revisión visual exprés sin percibir que la unidad habitacional quedó desnivelada e incluso, presenta ligeros movimientos a cualquier hora del día, a pesar de que la zona se encuentra acordona por el riesgo de que el edificio contiguo de 20 pisos, colapse.

En la Ciudad de México, más de mil inmuebles quedaron inhabitados, porque presentan severos daños que requieren reparaciones mayores y algunos corren el riesgo de venirse abajo, como el condominio Grand Insurgentes 1260, que se encuentra a un costado de la unidad del señor Benito, de donde sus habitantes fueron desalojados debido al desjagamiento de cascajo y cuarteaduras profundas, sin embargo, ninguna de los inmuebles aparece como zona de riesgo en los primeros dictámenes del gobierno capitalino.

“Llevamos seis noches durmiendo afuera por el miedo de que el edificio de un lado se caiga”, señaló Beatriz Martinez.

“Aún hay gas en el edificio, hay un peligro inminente de una explosión si se colapsa”, consideró la señora Luz Cisneros.

Ante el riesgo, la señora Alejandra Meléndez, decidió trasladar a su papá de 85 años con problemas cardiacos a un albergue en la colonia Lindavista, bajo el cuidado de uno de sus hermanos mientras se determina la situación de ambos inmuebles, lo que prevén llevará más que semanas, debido a que sus solicitudes sigue siendo aplazadas por las autoridades de la delegación Gustavo A. Madero.

“Nadie vino por él, nosotros tuvimos que llevarlo al albergue porque aquí, las brigadas de salud solo vienen y se van sin darnos mayor información”, reclamó.

Aseguran que en esta situación de riesgo se encuentran más de mil familias, entre las que casi el 45 por ciento, son niños y adultos mayores.