Quedarse o no en México, esa es la pregunta

Por tercer día consecutivo, miles de centroamericanos pertenecientes a la Caravana Migrante con rumbo a los Estados Unidos de Norteamérica continuan resguardándose en las inmediaciones del estadio Jesús Martínez “Palillo”, ubicado al oriente de la ciudad. El gobierno capitalino informó esta mañana que en el lugar se calcula la presencia de más de 5 mil personas. FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM 

Cerca de 4 mil 500 integrantes de la Caravana Migrante se encuentran en el estadio Jesús Martínez "Palillo", tras recorrer tres países en tres semanas. Ahora se enfrentan a la disyuntiva de seguir con su viaje –y al riesgo de ser deportados–, o a quedarse en un país que les ofrece visas de trabajo.


Miles de migrantes centroamericanos descansaban el miércoles en el albergue instalado en la Magdalena Mixhuca en la Ciudad de México, mientras debaten si aceptan las ofertas para quedarse en el país o continúan su marcha a la frontera con Estados Unidos.

Los cerca de 4 mil 500 migrantes se encuentran congregados en el estadio Jesús Martínez “Palillo” tras recorrer tres países en tres semanas. Las autoridades de la capital mexicana señalaron que esperan hasta 5 mil 500 migrantes en el complejo deportivo.

Los miembros de la caravana, a la que el presidente estadounidense Donald Trump convirtió en un tema central de la campaña de las elecciones intermedias, rechazaron tomar una decisión inmediata sobre la continuidad de su marcha hacia el norte.

El hondureño Franklin Martínez, de 46 años, salió de La Esperanza hace varios meses y se unió a la caravana para intentar cruzar México de manera más segura. El trabajador agrícola dijo que la delincuencia lo obligó a dejar su país.

Quiere llegar a Nueva York, pero por ahora ha solicitado refugio en México “porque ahora es la ola anti migrante. No están bien recibidos en la frontera”.

México ha ofrecido refugio, asilo o visas de trabajo a los migrantes. El gobierno dijo que emitió 2 mil 697 visas temporales a individuos o familias mientras esperan la resolución del proceso de solicitud de un estatus permanente, que se demora unos 45 días.

Los empleados de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México registraron a los recién llegados con datos biográficos, como la edad y el país de origen, y les colocaron pulseras amarillas en la muñeca para mantener un conteo.

Muchos migrantes recibieron tratamiento para las ampollas y dolores de pies, infecciones respiratorias, diarrea y otras enfermedades.

Trump ha descrito a la caravana como una amenaza importante, ordenó la movilización de miles de soldados a la frontera entre Estados Unidos y México, amenazó con detener a quienes ingresen ilegalmente y hasta llegó a insinuar, sin pruebas, que entre los migrantes viajaban delincuentes e incluso terroristas.

Nora Torres, de 53 años, se sentó a comer unas galletas y preguntó sobre las elecciones en Estados Unidos. “¿Cómo le fue (a Trump)? ¿Le fue bien o le fue mal?”.

Su objetivo no es llegar a Estados Unidos. Aunque tiene un hermano en Houston, sabe que sus posibilidades son escasas. “Claro que me gustaría entrar en los Estados Unidos si hubiera la oportunidad, pero sabemos que es muy difícil”, dijo. La hondureña quiere llegar a la frontera mexicana porque escuchó que allí hay empleos con mejores salarios.

“Yo no sé por qué es tan racista”, dijo Torres sobre Trump. “Estados Unidos nos necesita a nosotros los hispanos por la mano de obra que es más barata. Entonces, ¿por qué nos discriminan?”, se preguntó la mujer de Puerto Cortés.

En docenas de entrevistas los migrantes han dicho que escapan de la pobreza y la violencia desenfrenada en sus países de origen.

Otros ansían conseguir un empleo que les permita asegurar una buena educación para sus hijos y enviar dinero a sus familiares.

 

Con información de agencias

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