Ser candidata es enfrentarse a las prácticas machistas

 

En México las leyes no alcanzan para evitar la violencia política contra las mujeres; la Fepade tiene 28 denuncias


Casi al mismo tiempo de cumplir 30 años, María, como quiso que la llamáramos, se dio cuenta de que gran parte de su vida había sido ama de casa y madre de dos hijos. Nada fuera de lo común para una mujer indígena de un municipio pequeño y muy pobre en el sureño estado de Chiapas. Hoy tiene la oportunidad de ser la primera presidenta municipal de su pueblo natal, aunque sabe que se enfrenta a más de un oponente en las urnas; se enfrenta a la violencia política por ser mujer.

A los 35 años, María logró terminar una carrera universitaria y convertirse en pequeña empresaria con un negocio que ella misma atiende y administra. Vive con dos de sus tres hijos y con dos hermanas que ella mantiene. Ahora es candidata a presidenta municipal y sabe que no será una campaña fácil, pero también tiene la certeza de que su candidatura no fue para cubrir una cuota de género.

Aunque tengan derecho a la mitad de las candidaturas, esa circunstancia no ha logrado poner fin a la violencia política hacia las mujeres, porque los hombres siguen encontrando maneras para imponer candidatos, negarles una competencia equitativa, además de convertirlas en víctimas de ofensas, descalificaciones y humillaciones sólo por su condición de género.

El titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (Fepade), Héctor Díaz Santana, inforó que entre 2016 y marzo de este año se han recibido 200 denuncias por delitos que van desde agresiones verbales. En lo que va del actual proceso electoral que inició el 8 de septiembre de 2017, son 28 las denuncias.

En entrevista al termino de la “Mesa de Trabajo en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género”, puntualizó que las denuncias se concentran en Chiapas, Veracruz y Estado de México.

Dijo que dos denuncias que fueron judicializadas y se encuentran localizadas en Quintana Roo y Guerrero, contra funcionarios de los institutos electoraleslocales, por afectar los derechos políticos de candidatas.

La Secretaria Técnica de la Mesa de Trabajo en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género, Ruth Zavaleta Salgado, señaló que será una elección histórica para las mujeres, ya que la mitad de los cargos de elección popular que están en disputa, las candidatas son mujeres.

Para legisladoras, funcionarias y activistas, las leyes de paridad son un avance; también lo son los nuevos mínimos en la lucha de las mujeres por el reconocimiento a su presencia en los espacios de poder y toma de decisiones.

Ana Luisa Valdés, diputada local con licencia y ahora candidata a diputada federal por el VII Distrito en Sonora, considera que el camino de las mujeres en la política ha sido largo y sinuoso.

“Pareciera que el camino que nos ha permitido abrirnos esos espacios ha sido a punta de sentencias. Tenemos ese argumento jurídico de poder ir a los tribunales y luchar y defender nuestra oportunidad”, sostuvo al referirse a que muchas veces las mujeres deben exigir sus derechos políticos desde los tribunales, porque las leyes por si solas no les han servido de mucho.

Paula Soto, directora de Participación Social y Política del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el mayor problema sigue siendo cultural “romper las dinámicas misóginas, machistas al interior de los partidos políticos como de la sociedad misma”.

María, por ejemplo, lo primero que escuchó en las comunidades que integran el municipio que aspira gobernar fue que “las mujeres sólo sirven para maquillarse y para darles nalgadas” (sic).

De ahí que el camino ha sido lento para pasar de las cuotas de género al principio de paridad en el que la mitad de candidaturas debe darse a las mujeres, pero falta garantizar la competencia electoral en condiciones de igualdad.

La senadora Lucero Saldaña, emanada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aclara que la competencia electoral con equidad debe abrirse a todos los puestos de elección popular.

“No solamente en el legislativo, es decir en el Congreso, ya sea federal o en los congresos locales, sino en el ejecutivo, en las presidencias municipales, en las administraciones públicas”.

Las mandan a la guerra sin fusil

Pero que haya más candidaturas tampoco es suficiente si éstas candidaturas son en distritos electorales o presidencias municipales perdedoras.

A las mujeres las quieren seguir mandando como candidatas a distritos y municipios poco atractivos, ya sea porque apenas tienen población o porque allí no hay dinero, no hay presupuesto que valga la pena administrar.

A la probabilidad de que partidos y coaliciones envíen a mujeres en las peores condiciones de competencia electoral, se suma otra forma de violencia más, cuando los hombres con poder dentro de los partidos políticos siguen imponiendo a sus candidatas.

María no tuvo problema en ser electa candidata de su partido, pero enfrentará a dos candidatas que le “robaron” la oportunidad a hombres por ese principio de paridad. Una de esas candidatas es la esposa de quien aspiraba a ser el bueno.

“Está esta idea de yo varón, es mi puesto o a mi me tocaba eventualmente acceder a esa candidatura y entonces como tengo que cederlo a alguna mujer por el tema de la paridad, pues yo decido a quién”, expresó Teresa Hevia, activista e integrante de la Red Mujeres en Plural.