Todos contra AMLO; Bronco, mochamanos

 

El primer debate no fue tan ríspido como se esperaba, pero al concluir, sin despedirse de mano de sus adversarios, el tabasqueño fue primero en abandonar el escenario del cotejo


POR DALILA ESCOBAR, JORGE CHAPARRO Y JULIO PÉREZ DE LEÓN

Desde una invitación al Papa para dialogar para lograr la paz en el país, hasta cortarle las manos a quien se atreva a robarle a un mexicano, los contendientes provocaron algunas expresiones de asombro y más risas que convencimientos, al menos en la Plaza Tolsá donde el público fue testigo de un primer round, pasado por agua, entre los aspirantes a la primera magistratura del país.

No se trató solamente de réplicas y contrarréplicas, aspecto novedoso en un debate; la parte humana de uno de los candidatos, de manera abrupta se dejaba oír, con el secuestro y asesinato de los hijos de “El Bronco”.

Era el inicio de la guerra al interior de Palacio de Minería contra el rival que aventaja en las encuestas. Los embates contra el abanderado de Morena se dejó sentir desde el inicio, Jaime Rodríguez, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, iniciaron el ataque.

Antes de que iniciara el debate, cerca del Palacio de Minería, un grupo de personas se manifestó contra López Obrador, mostrando pancartas con la leyenda “AMLO, la CDMX ya decidió, ‘te vas a la chingada’”; cuando comenzó a llover, se dispersaron.

Margarita Zavala tomó su turno hasta cumplidos 20 minutos para dar sus propuestas para defender a todo el México, incluso de los mexicanos mismos, pues entre ellos hay delincuentes.

Zavala Gómez del Campo utilizó varios de los contados minutos que le correspondían a responder todas las críticas al gobierno de su esposo Felipe Calderón y, sin embargo, fue la única que no llegó del brazo de su cónyuge.

“El Bronco” fue el primero en destacar este hecho como un error, al sugerirle no usar su tiempo en defensa del expresidente: “Margarita, ahora tú eres candidata independiente”, además de recordarle que, como tal tiene el compromiso de darle voz a los ciudadanos.

La lluvia fue intermitente entre las intervenciones de los candidatos, paró y regresó cuando entre el panista y la expanista se confrontaban, algo en el ambiente se inclinaba por las propuestas para mantenerse tranquilo, al momento de enfrentamientos recaía la lluvia y el frío sobre los comunicadores.

En diferentes momentos, los moderadores, Sergio Sarmiento, Azucena Uresti y Denise Maerker, tuvieron que interrumpir a los candidatos, o fue reducido el audio de sus micrófonos, cuando se acabó su tiempo para hablar.

Al igual que a su llegada, media hora antes de su turno, Rodríguez Calderón, “se vio listo” y colocó una pancarta en su pedestal con su mote y su Whatsapp que desde gobernador lo pone disposición de la ciudadanía a fin de “garantizar cercanía”.

Según las autoridades del Instituto Nacional Electoral es válido utilizar material impreso durante el ejercicio democrático; lo cierto es que la estrategia de marketing del neolonés rebasó la imaginación de los cuatros equipos de sus contrincantes.

Uresti preguntó al “Bronco” si había mentido, porque dijo que terminaría su periodo de gobierno en Nuevo León, y no lo hizo. El candidato aceptó: “lo estoy afrontando y estoy pagando las consecuencias”.

Tampoco faltaron los chistes malos ni los pastelazos. Ricardo Anaya mostró una fotografía, en la que aparece Meade y junto a él el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, acusado de corrupción, partiendo un pastel.

“¿De qué tamaño fue la rebanada de pastel que te tocó?”, le dijo Anaya a Meade.

Al bajar la intensidad de la lluvia y el frío viento no amainaron ni las porras ni las matracas, lejos, el debate pasaba a segundo término, no les llegaba el audio ni se enteraban de los señalamientos adversos y ataques a su candidato, pero los vítores llegaban sí a la Plaza Tolsá.

A menos de media hora de concluir el debate, las porras decayeron, se replegaron y fue justo al finalizar el debate cuando los ánimos de nuevo se caldearon: se reagruparon y formaron una masa que rodeó a los lopezobradoristas, la policía intervino y se plantó en medio de los bandos para evitar enfrentamientos, la acción disuasiva tuvo efectos: se retiraron pero volvían los gritos de “¡Anaya! Anaya!”.

A las 22:00 horas la lluvia cesó y también concluyó el debate entre los contendientes a la presidencia de la República, los gritos detrás de las vallas continuaron hasta que se fue cada uno de los cinco candidatos.

Primero se fueron los seguidores de López Obrador, luego los antorchistas ocuparon cada espacio, pero bastó una orden de sus dirigentes y en pocos minutos no quedó ni uno de ellos, unos se fueron al metro, otros caminaron por la Alameda Central y se perdieron, al final sobre Eje Central y Tacuba volvió la calma.

Instantes antes de terminar el debate, Andrés Manuel López Obrador, tomó sus cartulinas y se alejó sin despedirse de sus contrincantes y abandonó el escenario montado para el debate.

Los candidatos abandonaron a toda prisa el lugar, primero se fue Margarita, luego Anaya y López Obrador, el Bronco y Meade, eligieron otra ruta, todos se dicen ganadores, imposible pensar en la postura contraria.

 

Se va el debate entre música, tacos y cerveza

La tarde cayó en el centro de Coyoacán. El ir y venir de la gente era constante en la segunda plaza pública más visitada de la Ciudad de México. Entre restaurantes de comida internacional se encuentra uno de alimentos mexicanos, “El Guarache”. Uno de los pocos donde se transmitió el primer debate presidencial.

“Aquí contamos con televisión y todos los comensales que lleguen, si nos piden que pongamos tal canal, lo ponemos. Ahorita están pidiendo el debate y, con todo gusto”, refirió previo al inicio de la transmisión.

En el negocio hay dos mesas ocupadas, sus ocupantes observan la televisión, lo mismo hacía el mesero Miguel Ángel Gómez.

En lo que acomoda el servilletero, mira y escucha las propuestas de los cinco candidatos. Aprovecha que no hay muchos clientes, quizá por la lluvia que cayó durante la tarde-noche.

En el exterior, quienes caminaban por el jardín Hidalgo no se inmutaron ante las gotas de agua que provenían del cielo.

Aunque sabían que hoy se llevaría a cabo el primer debate presidencial, optaron por disfrutar de su último día de descanso.

Octavio Martínez fue de las pocas personas que permanecían sentadas en las bancas, a unos metros de la fuente de los Coyotes.

“No me llama la atención, ninguno reúne las características ideales para ser Presidente de la República”, subrayó al ser cuestionado sobre si vería o no el encuentro.

Cesó la lluvia. Iban 40 minutos del debate. Cerca de la delegación sonaba “Es la boa”, interpretada por La Sonora Santanera. Adultos mayores bailaban al compás de la música.

“Los debates son valores entendidos entre los políticos y ya manejamos una política muy barata; no hay muchas cosas nuevas; siempre es lo mismo, siempre será lo mismo.

“No hay interés por parte de los políticos en motivarnos a verlos ni a escucharlos”, expresó Daniel Ortiz, regresando al baile.

En las inmediaciones, una pareja se acerca a un puesto ambulante, piden unas cremas. Inesperadamente hay una pantalla y en ella se transmite el debate sin lograr llamar la atención del dueño del negocio ni de sus clientes.

Es mejor la música

Situación similar se vivió en la Condesa, donde mientras el Palacio de Minería recibiría a los aspirantes, el Plaza Condesa abría sus puertas para recibir a jóvenes y alguno que otro con los años encima para escuchar propuestas nuevas y otras que ya sabían que sonarían.

Estaban ansiosos pero no por el encuentro presidencial, sino por Bersuit Vergarabat. Los fanáticos decidieron poner distancia de poco más de seis kilometros del Palacio de Minería y, a pesar de la lluvia, escuchar música en vez de política, porque sólo “se lanzarían mierda”.

“No creo que vayan a debatir mucho, sólo van lanzar bastante mierda, entre ellos”, dijo un joven de nombre Elios Ortiz.

Algunos sabían del debate, y esperaban alcanzar algo del encuentro entre los candidatos. Uno de ellos, Mario Becerril, aunque con dudas, afirmó que “el más preparado” era Andrés Manuel López Obrador.

Pero para Pamela, una joven estudiante el mejor es Ricardo Anaya, y aunque también se lo perdería, dijo que lo vería al llegar a casa.

El concierto inció alrededor de las siete de la noche, algunos llegaron con tiempo, y como buenos millennials, mientras esperaban entrar a escuchar a la banda argentina, miraban las redes sociales, pero como Gabriel Romero prefirieron a “Bersuit porque estaba más chido”.

Los primeros acordes sonaron, Cuauhtémoc Torres, llegó corriendo. Quería escuchar “El tiempo no para” y también que gane una propuesta de izquierda, pues como dice la canción de su banda, “él se la sigue jugando”.

En el otro polo

Mientras que en Eje Central y Madero, la lluvia mojó las pancartas de un puñado de muchachos que por horas fueron antipejistas.

“Yo sí trabajo, no como ya Chávez quién, que vive de la gente”, se leía en las cartulinas sostenidas por jóvenes que, entre risas y majaderías, se atravesaban en cada alto.

Pocos fueron los negocios en Gante, Madero, 5 de Mayo, 16 de Septiembre y Motolinia que sintonizaron el debate.

En Bolívar, a petición de un cliente, el Salón Corona quitó una película de Bruce Willis, para ver la imagen de Meade. Los rostros bajaron y se posaron en cervezas y tacos.

En el bar de La Casa de Los Azulejos 22 personas siguieron los dichos de los candidatos. Un hombre solo, sentado frente a un ron con coca, susurraba a Anaya cómo atacar a AMLO.

Afuera, un enorme contenedor de basura era arrastrado por personal de limpia; en él, una de las cartulinas fue cubierta por más desechos. Ya no era necesaria.

 

Crean ambiente festivo afuera del debate, pese a la tormenta

Afuera, los bandos estaban definidos y confrontados: con Andrés Manuel López Obrador o contra él.

Los simpatizantes del tabasqueño ocuparon las calles aledañas al Palacio de Minería, sede del encuentro entre presidenciables.

Media hora antes, hasta mil 500 llegaron por Eje Central, la avenida que divide a la Ciudad de México en dos, símbolo de modernidad de uno de los regentes y militantes priistas más connotados, Carlos Hank González.

Pero son del Estado de México, el ADN de Antorcha Campesina es inconfundible. Se les pregunta quiénes son; no contestan. ¿Vienen de alguna delegación? Somos de Gustavo A. Madero, contesta uno. En tono retador, ¿de Antorcha? El silencio vuelve y pronto son seis quienes rodean al que pregunta.

Luego confirman: somos de Antorcha Campesina. No hay más diálogo.

Gritan el nombre de Ricardo Anaya, sin convencimiento, incluso uno bromea: ¡Canaya! Luego la porra es ¡Barrales!, pero pronto se apaga para volver a gritar mentadas de madre contra López Obrador e insisten en que apedrearán su auto en cuanto llegue.

Por fin aparecen los candidatos, primero Margarita Zavala, que llegó 15 minutos antes; a las 18:45 llega José Antonio Meade, y unos segundos detrás Anaya. En seguida, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco” y a las 19:00 horas accede Andrés Manuel López Obrador.

La lluvia cae en enormes gotas, que en segundos se convierte en diluvio, pero efímero porque apenas 20 minutos después amaina, regresan a sus puestos, otra vez la lluvia, de nuevo el repliegue y así intermitentemente.

Unos jóvenes intentan romper el cerco, pero son perseguidos por unos policías.

Al igual que en el debate, el centro es López Obrador; de los demás ni quién se acuerde.

Los ánimos se caldean, se reagrupan y forman una masa que rodea a los lopezobradoristas, la policía interviene y se retiran.