Las cuatro tragedias familiares que marcaron a Benito Juárez

 

Sufrió por sus padres, hijos y esposa


Quizá el no haber quedado huérfano a los tres años, Benito Juárez no habría llegado tan joven a Oaxaca o tal vez de no conocer a Margarita Maza, la historia hubiese sido otra. No lo sabemos, pero sí sabemos que ciertas tragedias acompañaron la vida de uno de los principales autores de las Leyes de Reforma, que separaron la Iglesia del Estado. He de ahí que vale la pena recordar estas cuatro tragedias familiares que acompañaron al famoso ex presidente de México.

Huérfano a los tres años
A los tres años de edad, Benito Juárez sufrió sus primeras dos grandes pérdidas. Su madre falleció al dar a luz a una de sus hermanas y, por si fuera poco, su padre falleció poco tiempo después. Así, a su corta edad quedó huérfano, junto con sus hermanas María Josefa, Rosa y María Longinos.

Juárez quedó a cargo de sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, pero dos años después también murieron y quedó bajo la tutela de su tío Bernardino, quien se cuenta era muy estricto y obligó a Juárez a huir a la ciudad de Oaxaca cuando perdió a unas ovejas. Así salió de su lugar de origen.

Este es el árbol genealógico de Benito Juárez:

 

De 12 hijos fallecieron cinco
En 1843 Juárez se casó con Margarita Maza, con quien tuvo 12 hijos: nueve niñas y tres niños. Sin embargo tres niñas y dos niños fallecieron cuando eran pequeños.

Muerte de Pepito, el más querido
Durante la intervención francesa en México, Juárez decidió enviar a su familia a Nueva York, para protegerlos. Pero precisamente ahí murió su hijo José María, llamado de cariño Pepito. Según historiadores, fue el hijo más querido de Juárez, a quien describía como un niño muy inteligente y buenos sentimientos. También murió en Estados Unidos su hijo Antonio, a quien sólo conoció recién nacido. Ambos fallecieron de pulmonía fulminante.

Adiós a su eterno amor
El 2 de enero de 1871 fue otro de los días más tristes para el ex presidente de México. Aquel día murió Margarita Maza de Juárez. Según cuentan los testigos de aquellos tiempos, Juárez no se desprendió ni un momento de su esposa al saberla a punto de morir. Siempre la acompañó en el lecho de su muerte. El propio Juárez ayudó a cargar el cadáver de su amada para colocarlo en el ataúd. Ayudó además a llevarlo al panteón San Fernando en la Ciudad de México. Ahí Juárez había comprado un lote para sepultar a toda la familia, incluida a su amada mujer y a sus hijos muertos en Nueva York.

Su voluntad fue cumplida y actualmente el presidente más recordado con aprecio por los mexicanos descansa en ese lugar.

Fuentes:
· Publicación de la Cámara de Diputados en conmemoración
del bicentenario del Natalicio de Benito Juárez
· www.geneanet.org

LGG