19 de septiembre: la gran prueba

 

Empezamos a hacer simulacros para estar listos


Desde aquel 19 de septiembre de 1985 en el que toda la historia de México cambió, empezamos a hacer simulacros para estar listos ante algún movimiento telúrico.

Justo ayer era el día del gran simulacro.

La tierra, los dioses, la naturaleza o vaya usted a saber, parece que tienen un humor muy negro sobre todos nosotros. Decidieron que si nuestro simulacro había sido a las 11 de la mañana, la reacción de la tierra llegaría tarde pero llegaría, y así fue.

Y es que, un sismo de menor intensidad al que nos sacudió hace 32 años, pero que ha costado mucha sangre y destrucción, se produjo a las 13:14 horas.

Aunque el problema con este sismo no fueron los 7.1 de magnitud, el problema fue la liberación de energía tan potente que se generó por su condición de trepidatorio y oscilatorio, y por la cercanía con el epicentro.

Ahora el recuerdo del 85, de los gritos, la solidaridad y el descubrimiento de que éramos un pueblo que estaba solo y sin el respaldo de su gobierno, está cambiando la historia de México una vez más y está concentrando la verdadera fuerza de resistencia de la sociedad por encima del polvo y de los escombros.

El fuerte sismo de ayer y todos sus estragos nos están permitiendo comprobar que el terremoto de 1985 no fue en vano, puesto que cada uno tiene su historia, su caída y su miedo, y todo eso terminó por convertirse en una fortaleza.

Aprendimos a reaccionar aunque pagando un precio muy alto, sin embargo, en esta ocasión considero un éxito general de los mexicanos, de la solidaridad manifiesta y, honor a quien honor merece, de los mecanismos de funcionamiento al menos para auxiliar, tranquilizar e informar ante este movimiento telúrico que una vez nos recordó que la tierra de México está más viva que nunca.

De nueva cuenta nosotros, la Ciudad de México, tuvimos que demostrar que somos fuertes en la desgracia y que estamos aquí para mantenernos por encima de las catástrofes naturales.

A esta hora en la que escribo esta columna no hay balance, sólo hay una dimensión aproximada de los daños, pero además debo reconocer que la reacción fue inmediata en la sociedad y en las autoridades.

Eso es una buena noticia, porque significa que a base de simulacros y de dolor hemos aprendido que tanto nosotros como las autoridades somos capaces de desarrollar un sistema que a pesar de no ser perfecto, funcionó en medio de las caóticas horas posteriores al sismo de ayer con todo lo que ahí comenzó.

@antonio_navalon