¿A qué diablos van?

 

Reconocida es la capacidad de la clase política para gastar dinero


Conocida y reconocida es la capacidad que tiene nuestra clase política para gastar dinero. Cualquier funcionario público de medio pelo tiene gastos de representación, es decir, que la gasolina, las comidas, y hasta las vacaciones se realizan con cargo al erario. Mucho se ha discutido la eliminación de este tipo de privilegios, pero aun cuando los ciudadanos lo hemos exigido, pareciera que poco les importa, aunque seamos nosotros los que ponemos el dinero.

Señalaba César Garizurieta, funcionario publico veracruzano, y a quien por cierto apodaban “El Tlacuache”, que vivir fuera del presupuesto era vivir en el error, y para muchos politicastros esto ha sido credo y una forma de concebir lo que tiene que ser en la práctica la operación del servicio público. La realidad es que mientras los civiles logramos imponer candados, ellos se las ingenian para hurtar el dinero de la forma más grosera y en algunas veces burda y ofensiva.

Las ocurrencias están a la orden del día en cada una de las dependencias de la administración pública federal, estatal o local. Y el problema es que ahora los presidentes municipales se asignan salarios estratosféricos que en la mayor parte de las veces superan los que perciben algunos funcionarios de alto nivel en la estructura federal, y que tienen responsabilidades muy superiores y que impactan en grupos de ciudadanos más numerosos.

Para no quedar rezagados en la dinámica propia del cinismo, un grupo de senadores y diputados tuvieron la brillante ocurrencia de realizar una visita a Rusia. No sé si algunos de ellos tengan y mantengan admiración sobre Vladimir Putin, pero no le encuentro utilidad al pretendido viajecito que se han recetado para darle mantenimiento a las relaciones internacionales no sé si del Congreso de la Unión, o solamente las Cámaras de Diputados y Senadores.

Cualquiera que haya sido la ocurrencia, el viaje será pagado por aquellos que tributamos para el sostenimiento del aparato del Estado. Para decirlo mejor, los mexicanos de todos los rincones del país pondremos nuestro dinero para que los senadores y diputados puedan hacer un viaje no sé para qué diablos, pero seguramente lo realizarán para conocer de paso la centenaria ciudad de San Petersburgo. Insisto, no sé a qué diablos van, pero ojalá en la rendición de cuentas a las que se vean obligados nos lo platiquen.

Los beneficiarios de este cómodo viaje con todos los gastos cubiertos por los mexicanos son, entre otros: Ernesto Cordero, Gabriela Cuevas, Angélica de la Peña, Roberto Gil Zuarth, que al parecer son los organizadores, pero van otros 15 senadores más. Hasta ahora no sabemos cuánto costará el bendito viaje, y tampoco cuáles serán los beneficios que traerá para los mexicanos de todos los rincones del país. Pero hay algo que quiero dejar en claro: viajar de esta forma en momentos de crisis y agobio para los mexicanos, significa “no tener madre”. Así de simple. Al tiempo.

 [email protected]