Adelanto 2018: AMLO, PRD y PAN no pudieron contra el PRI de EPN

 

La oposición lloriquea como fraude electoral su incapacidad para ganar el voto


Como si el tiempo político no hubiera transcurrido, Andrés Manuel López Obrador, el PRD, Morena y el PAN han iniciado marchas contra el fraude electoral priista… como hace cincuenta años, pero ahora ante un PRI peñista empequeñecido, ineficaz y desarticulado.

Y ni así pueden.

La oposición anti-PRI debiera reconocer su fracaso; de 1968 a la fecha, medio siglo, el PRI le ha ido dejando a la oposición no sólo el manejo de las iniciativas de reformas del sistema electoral, sino que ha venido disminuyendo su porcentaje electoral.

Y luego de cada elección, la oposición lloriquea como fraude electoral su incapacidad para ganar el voto.

Las protestas por las elecciones del domingo pasado en el Estado de México y en Coahuila son exactamente las mismas de hace medio siglo, desde las marchas estudiantiles del 68. Pero en esos cincuenta años el PRI pasó de 90 por ciento del control electoral a 30 por ciento.

El sistema electoral se ha ido despriizando…, pero la oposición sigue perdiendo elecciones. En 1968 el PRI tenía 85 por ciento de la votación presidencial, 80 por ciento de las capitales municipales de la república, todos los senadores, 80 por ciento de la bancada de diputados y todos los gobernadores. Cincuenta años después, el PRI tiene la presidencia con 38 por ciento de los votos, menos de la mitad de gobernadores, 40 por ciento de los senadores, 44 por ciento de diputados.

Y en 1996 perdió el control del sistema electoral del IFE-INE.

Y a pesar de ello, el PAN, Morena y el PRD se desgañitan cada elección gritando que el PRI hizo fraude electoral sin tener el poder electoral.

En consecuencia, algo está fallando: o la oposición es incapaz de ganar elecciones a pesar de haber definido el sistema electoral o el PRI es una maquinaria mágica para ganar elecciones sin tener el control institucional y con menos de 30 por ciento de posicionamiento político-electoral.

Las grandes reformas le quitaron el poder al PRI: en 1978 se legalizó el Partido Comunista y el país entró en un sistema de partidos más democrático y un Congreso con oposición real. En 1992-1996 el gobierno liberó la estructura electoral para construir un IFE-INE sin control gubernamental, pues los partidos definieron consejeros y funciones. La reforma electoral de 1996 determinó además el límite constitucional de 300 diputados por un partido –60 porciento, menos de 67% de mayoría calificada– y con ello le quitó al PRI la facultad de reformar la Constitución. Y el PRI sigue liderando reformas y elecciones.

En 1988 López Obrador inauguró las protestas y marchas contra el fraude electoral, luego de que perdió la gubernatura de Tabasco con 21 por ciento de votos, contra 71 por ciento del PRI y de todos modos hizo la caminata por la democracia. El tono, los discursos, las quejas y las acusaciones de entonces son, a la vuelta de 30 años, las mismas.

En 1994 López Obrador sacó 37 por ciento contra 56 por ciento de Madrazo y volvió a protestar. Y en el 2000 apenas le ganó al panista Santiago Creel en el DF y no hubo conflicto porque Vicente Fox contuvo las protestas panistas por el fraude electoral del PRD de López Obrador en aras de la Presidencia panista.

Las protestas poselectorales de hoy son producto del fracaso de la oposición contra el PRI que es apenas un tercio del que era en 68. La gritería opositora revela que Peña Nieto ha humillado a López Obrador, al PRD, al PAN y a Morena; por eso las protestas.

Política para dummies: La política es la distribución equitativa de culpas, responsabilidades y avances.