Anticorrupción o comité de salud pública con guillotina

 

La corrupción es el efecto perverso de enriquecimiento abusivo


Si uno de los temas más sensibles en la sociedad es el de la corrupción, por las riquezas ostensibles de políticos de todos los partidos, el sistema nacional contra ese mal equivocó el camino: se tomó el modelo persecutorio y no el del establecimiento de nuevas reglas, controles y acotamientos éticos.

El PAN y el PRD buscan crear un Comité de Salud Pública a la manera de la Revolución Francesa y no quieren un fiscal especial para establecer procesos legales, sino que anhelan un Robespierre.

Y si se perciben los estados de ánimo, el PAN y el PRD quieren colocar a la corrupción como el temacentral de las elecciones presidenciales de 2018. En el fondo, por la irritación canalizada, el sistema nacional anticorrupción buscará un candidato con la bandera de indiciar a partir del 2019 a altos funcionarios del gobierno actual.

En 1985 el ensayista y poeta Gabriel Zaid publicó en la revista Vuelta un texto que agitó el nerviosismo del régimen priista por su título provocador: Escenarios sobre el fin del PRI. Y entre otros, mencionaba uno: “surgirá un ayatola contra la corrupción” que podrá iniciar una nueva revolución. Hacia ahí apuntala oposición el 2018.

La corrupción no sólo nació con el sistema/régimen/Estado, sino que ante la rigidez del sistema para funcionar con equilibrios y contrapesos se convirtió en el sistema/régimen/Estado. Pero el problema es mucho peor: el control vertical, autoritario e institucionalista de la república por parte del sistema provocó que el desarrollo político no construyera una ciudadanía; hay, sí, ciudadanos conscientes, enojados, activos, pero en los hechos no llegan a un tercio. Y el PRI está gobernando con menos de 30% de los votos emitidos, poco más de 10% del total de la población.

La corrupción ha sido un instrumento de control político: lo mismo el aspirante a político o funcionario que tiene que cumplir con labores vinculadas a la corrupción, que el ciudadano que sabe que la maquinariade decisiones que le interesan funciona con corrupción.

En este sentido, la corrupción ha sido el sucedáneo de república, sociedad y ciudadanía. La irritación social que produce la corrupción tiene que ver con la ostentaciónde la riqueza. Una cosa es que –como en las dinastas chinas– los funcionarios hicieron grandes inversiones para financiar su carrera rumbo al poder y al llegar lo primero que hacen es recuperar ilegalmente lo que los salarios no les permiten y otra cosa muy diferente ocurre cuando los funcionarios no sólo cobranlo invertido, sino que multiplican su riqueza con dinero de la corrupción.

La corrupción es el efecto perverso de enriquecimiento abusivo de una causa que se localiza en la inexistencia de mecanismos de regulación social de los presupuestos públicos. El sistema nacional anticorrupción es persecutorio y punitivo; es decir, sólo hará la corrupción más sofisticada para eludir el brazo de la justicia y carecede
mecanismos que resuelvan el problema central de la corrupción: la ética en el ejercicio del servicio público.

Por tanto, la verdadera reforma contra la corrupción radicará en la reforma del sistema político/régimen/Estado constitucional. Hoy existe, como nunca antes, democracia electoral, pero las elecciones siguen siendo un ejercicio del fraude sofisticado peor que en el pasado.

El PRI no quiere combatir la corrupción porque se desmoronaría el sistema y la oposición necesita un Robespierre y su cadalso en el zócalo desde el 2019 como bandera de campaña del 2018.

Política para dummies: La política es el arte del disfraz

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