Apología de la deflación

 

La deflación mala hay que evitarla, la deflación buena hay que permitirla


Hay dos tipos de deflación, la mala, efecto de políticas monetarias contraccionistas (se reduce la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, se reduce la demanda agregada, se genera sobreoferta de bienes y servicios, los precios bajan) y la buena, consecuencia de los aumentos en la productividad (mayor productividad, mayores ganancias para los empresarios, nuevas inversiones directas, mayor demanda de trabajo de parte de las empresas, aumento en la producción y oferta de bienes y servicios; el aumento en la oferta de bienes y servicios se traduce en una baja en su precio, y el incremento en la demanda de trabajo en un aumento en los salarios, la combinación deseable).

La deflación mala hay que evitarla, la deflación buena hay que permitirla. La primera es consecuencia de políticas monetarias equivocadas, que reducen la demanda agregada. La segunda es efecto de los aumentos en la productividad, en la capacidad de hacer más con menos, en la capacidad para reducir costos de producción, que aumentan la oferta agregada.

Con el actual sistema monetario, basado en dinero fiduciario, sin respaldo de ningún tipo, sin valor intrínseco; ofrecido de manera monopólica por una entidad estatal, el Banco Central; e impuesto por la fuerza de la ley como única moneda de curso legal, ¿es posible la deflación? En nuestro caso la tarea del Banco de México es procurar la estabilidad de la moneda nacional, lo cual, si por ello entendemos preservar el poder adquisitivo del peso, implica que no haya ni inflación ni deflación. Además, las autoridades monetarias han fijado una meta permanente (¿¡!?) de inflación de 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error. En teoría tenemos preservación del poder adquisitivo del peso, en la práctica inflación: en lo que va del siglo XXI se ha acumulado una inflación de 94.89 por ciento.

El año pasado repuntó de 2.13 a 3.36 por ciento. Para este año se prevé una inflación de 5.39 por ciento. ¿Tenemos en México el sistema monetario correcto?