Armando Salgado y el halconazo

 

Son famosas sus fotos de perfil de francotiradores colocados en posición de disparar sus armas largas contra la manifestación


Sin hipérbole, las fotografías de Armando Lenin Salgado que muestran al grupo paramilitar Los Halcones con armas largas y varas de kendo atacando la manifestación estudiantil del 10 de junio de 1971, históricamente son prueba de que Luis Echeverría Álvarez planificó largamente la represión, con el doble discurso de la “apertura democrática” y el “párenlos a como dé lugar”.

Las tomas de Salgado ofrecen, de un solo golpe de vista, la trama criminal personalmente ordenada por Echeverría para impedir que el estudiantado tomara de forma multitudinaria, por primera vez desde 1968, las calles de la ciudad de México.

Disfrazados de estudiantes, Los Halcones portaban pancartas con lemas revolucionarios y fotografías del Che Guevara. Salgado los captó de frente cuando acometían a la manifestación pacífica que salía hacia San Cosme, por la avenida de Los Maestros, donde momentos antes la policía interpuso una valla y la avanzada de la marcha respondió pacíficamente cantando el himno nacional.

Son famosas sus fotos de perfil de francotiradores colocados en posición de disparar sus armas largas contra la manifestación. Los grupos paramilitares bajaron de autobuses grises pertenecientes al Servicio de Limpia del entonces Departamento del Distrito Federal, en cuya nómina estuvieron inscritos más de un millar de ellos, a las órdenes del coronel Manuel Díaz Escobar, tal como documentó la Fiscalía de Delitos del Pasado.

Este sábado 14, a punto de cumplir 80 años de edad, falleció Armando Salgado, el fotógrafo de la revista Sucesos en las décadas de los 60 y 70, quien igual entrevistó en la sierra de Guerrero al guerrillero Genaro Vázquez Rojas y viajó a la selva de Colombia con Mario Menéndez para estar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Echeverría fue una especie de factotum de dos sangrientas embestidas contra protestas estudiantiles: -Cuando era el secretario de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz, la primera masacre fue perpetrada por el ejército en Tlatelolco en 1968, después de que la tropa fue provocada por ataques de grupos de francotiradores que Echeverría, en acuerdo con el entonces jefe del Estado Mayor Presidencial, general Luis Gutiérrez Oropeza, ordenó colocar en azoteas y departamentos.

-Ya presidente de la República, en junio de 1971 giraba órdenes de parar la marcha y eliminar a los jóvenes, mientras encabezaba una reunión en Los Pinos sobre conflictos de agua entre el Estado de México y el Distrito Federal. Después culparía de la matanza al regente Alfonso Martínez Domínguez, a quien obligó a renunciar al igual que a su jefe de Policía Rogelio Flores Curiel.

Ambos fueron “premiados” años más tarde y llegaron a gobernar Nuevo León y Nayarit respectivamente.

El sistema siempre encubre sus crímenes. Luis Echeverría fue acusado de genocidio por la matanza del 2 de octubre, en sentencia definitiva del 26 de marzo de 2009 por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal por el Primer Circuito. Se le decretó prisión domiciliaria en un primer momento. Su defensa logró un amparo y el Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal ordenó la libertad del expresidente “por falta de elementos para procesar y con las reservas de ley”. No fue exonerado, sino que en su momento no había pruebas suficientes. La PGR podría ahondar en la investigación, recabar nuevas evidencias y ejercer acción penal en su contra, como solicitó el Comité del 68. Pero Echeverría tiene 96 años y eso no va a ocurrir.