Banxico: institución e institucionalidad

 

El problema no es el de la institucionalidad, sino el de la institución


Por institución hay que entender las reglas del juego, comenzando por las formales, en concreto las normas jurídicas. Por institucionalidad hay que entender que, al margen de las personas al frente de las organizaciones, y porque las personas las respetan, son las instituciones (comenzando por las normas jurídicas) las que gobiernan, lo cual, de entrada, proporciona algo de mucho valor: certeza jurídica.

Hasta hoy el Banco de México ha tenido instituciones: allí está la Ley del Banco de México, e institucionalidad: quienes gobiernan la organización han respetado el principal mandato del Banco Central, señalado en el artículo 28 de la Constitución, “procurar la estabilidad del poder adquisitivo del dinero” (que no es lo mismo que “preservar el poder adquisitivo del dinero”), definida esa estabilidad como una inflación de 3 por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error (preservar el poder adquisitivo del dinero supone cero inflación).

Si hay estado de derecho, quien sustituya a Agustín Carstens en la gubernatura del Banco Central (sin olvidar que no todo depende del gobernador sino de la junta de Gobierno, integrada por el gobernador y cuatro subgobernadores), tendrá, en aras de la institucionalidad, y de la certeza jurídica, que respetar a la institución (la norma jurídica, la Ley del Banco de México, comenzando por el mandato principal: “procurar la estabilidad del poder adquisitivo del dinero”.

El problema no es el de la institucionalidad, sino el de la institución (la norma jurídica, la ley del Banco de México), misma que puede cambiarse, tal y como lo ha propuesto más de uno, para imponerle al Banco Central, además de la tarea de “procurar la estabilidad del poder adquisitivo del dinero”, la responsabilidad de “incentivar el crecimiento de la economía y la creación de empleos”, tareas que, ¡aunque los keynesianos digan que no!, por lo general son incompatibles.O la una o la otra, y la tarea natural de un banco central es la primera.

¿Aprendimos (después de lo sucedido en los 70 y 80) la lección?