Borrón y cuenta nueva

 

No creo que sea posible restaurar el Estado proponiendo más perdones


Hemos pasado de ser un país que le temía al estallido del México bronco, a uno que atraviesa por una guerra civil inconfesa.

Hemos pasado de ser un país donde la norma política era no dar razones para que se produjeran los estallidos de un pueblo tan herido y lacerado, a un país en el que manejamos los valores a la conveniencia de un proceso electoral.

No hemos dejado de escuchar que López Obrador es un peligro para México, que cuando él llegue todo será cuestionado y que incluso podría destruir el “desarrollo” del país.

Curiosamente los que nos dedicamos a hablar y a observar con detenimiento la situación de México, nos hemos dado cuenta de que en muchos sentidos hemos llegado al final.

A Benito Juárez le pasó lo mismo en otro momento de la historia, ya no había manera de seguir lidiando con un gobierno que en el fondo era un fiel intérprete de la voluntad de la Iglesia, y por eso las Leyes de Reforma que impulsó marcaron para siempre y de forma indeleble la historia del país. Esa decisión disminuyó la presión social, y es que, muchas veces una ley revolucionaria evita revoluciones.

Ahora en este México tan enfrentado, tan lastimado y con tan poco margen de maniobra; hablar de paz y amor, incorporar la piedad como un valor social y proponer un borrón y cuenta nueva, es una dialéctica que si se une al término de amnistía, puede generar una enorme confusión.

Porque no creo que sea posible restaurar la existencia del Estado –que en mi opinión es lo que está en juego–, ni la fe pública, proponiendo más perdones.

Y en ese sentido, sé que en la historia del mundo Robespierre fue una figura referencial de los excesos, pero también sé que las revoluciones se hacen con cambios dramáticos, y que la historia como los seres humanos son paridos en medio de dolor y sangre.

Sin embargo, yo le recomendaría al líder de las encuestas que además de continuar con amor y paz, sería conveniente que conociera la política de reconciliación que implementó Nelson Mandela en Sudáfrica.

Porque cuando uno va a gobernar sociedades tan heridas como la nuestra, no es que se tenga que instaurar unalimpieza a lo Robespierre, tan violenta, pero tampoco se puede permitir que la historia pase sin que haya por lo menos una condena moral.

El “borrón y cuenta nueva” de AMLO no tiene cabida. Y si es un mensaje para tranquilizar a los que se podrían poner muy nerviosos al pensar que pueden pasar de los palacios de gobierno a los reclusorios, no sirve.

Pero no estoy pidiendo que corra la sangre, ni que la ley del péndulo haga justicia. Lo que estoy pidiendo es que al pueblo México se le demuestre que todo lo que ha sufrido durante tanto tiempo, no será gratis.

@antonio_navalon