Buscando a México

 

México se busca a sí mismo, y se busca en los datos de una realidad que ya es imposible negar


No sé si realmente la fe mueve montañas, pero es verdad que durante mucho tiempo ha movido la historia del mundo.  México se busca a sí mismo, y se busca en los datos de una realidad que ya es imposible negar.

 Y es que, cada que creemos que las cosas podrían ir mejor, nuestro país recibe de nuevo un golpe bajo y se inclina cada vez más hacia la necesidad de encontrar un camino para refundarse.

A Carlos Salinas de Gortari y a su visión sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) le debemos que aquel gen antigringo que permanecía tan vivo en cada uno de los mexicanos, simplemente se calmara.

Pero la historia es cíclica y juguetona, y ahora, después de 23 años y de billones de dólares, viene alguien para abrirnos el mundo de los sentimientos y demostrarnos que efectivamente estamos muy lejos de Dios y muy cerca de Estados Unidos.

En ese contexto, Andrés Manuel López Obrador es un hombre de fe, aunque siempre considera que todo y todos están en su contra. Sin embargo, eso no le quita el valor político de la línea que actualmente lleva.

AMLO se está comportando como un político consciente de que su país atraviesa por un momento muy difícil, que no sólo tiene que lidiar con el cáncer de la corrupción moral a cargo de una clase dirigente, sino que además tiene un enemigo externo que nos castiga y que pretende reducirnos a un pueblo testimonial que se come todo lo que le avienten.

 Ahora crear una especie de gobierno en la sombra convocando a una serie de especialistas que articulen un nuevo proyecto de nación, considero que es un buen gesto.

Porque unir la sangre de Madero, que corre por las venas del empresario Alfonso Romo, con la necesidad de refundar al país; encargarle a Laura Esquivel –nuestra “Malinche” y nuestra “Agua para chocolate”– los temas de Educación y Cultura; y encomendarle a Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación y de Secretaría de Desarrollo Social durante el mandato de Zedillo, el paquete del Desarrollo Social; es la invitación para que otros lo sigan.

El López Obrador del rencor, la furia y el odio, era excluyente. Pero ahora, el López Obrador que entiende que para gobernar un país no basta con ser bueno o no haber robado, sino que además hay que ser capaz de incorporar a los mejores, es algo más positivo.

En ese sentido, el resto de la clase política debería empezar a proponer, porque ahora más allá de definir cómo les irá en las elecciones de Coahuila, Nayarit o el Estado de México, es más importante saber quién y cómo logrará que México salga de este momento tan terrible generado desde afuera, en el que deja como un juego insignificante las miserias de los partidos políticos.