Cacarear en tiempos electorales

Más allá de ser un punto de continuidad, lo hace ver más propagandístico
Carlos Alberto Martínez Publicado el
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Los primeros 20 meses del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto estuvieron marcados por el impulso de 11 reformas estructurales. Aún se recuerda que con el Pacto por México, las reformas encontraron empuje gracias a que PRI, PAN y PRD convergieron. En términos románticos se vivía una luna de miel con el reciente gobierno.

De acuerdo con la OCDE, gracias a las reformas estructurales se han generado en México 80 mil millones de dólares en compromisos de inversión. Así que los resultados se han visto reflejados en este sexenio. Sin embargo, en su momento fue un acuerdo entre distintas fuerzas políticas que acordaron impulsar un proyecto en favor de la sociedad.

Ahora, las reformas tienen un solo padre y, apenas ayer, José Ángel Gurría afirma que las reformas estructurales aprobadas por México hay que “cacarearlas”, porque son la más importante defensa que tiene el país para enfrentar las turbulencias mundiales.

“El paquete de reformas es el más importante emprendido por un país integrante de la OCDE. Estas reformas ya se están implementando y dando beneficios prácticos, hay que decirle a todo el mundo”, afirmó.

En diciembre pasado, José Ángel Gurría pidió “no retroceder” y “seguir” con el legado de las reformas estructurales impulsadas en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Conocedor de los tiempos políticos y electorales de México, resalta los logros de las reformas y sabe que impulsar su mensaje hacia el respaldo y hacer mal a sus opositores es su apoyo para este gobierno.

Incluso recomendó que reformando las reformas se debe avanzar, porque no siempre acertamos a la primera, y hay que seguir con su legado y no hay que retroceder, porque hay muchos que quieren aprovechar la transición para retroceder.

En este momento declarar que se deben “cacarear” las reformas se entrevera con las líneas discursivas de la agenda electoral y el mensaje se desvirtúa. Más allá de ser un punto de continuidad, lo hace ver más propagandístico.

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