Las negociaciones

 

Pactar una tregua sería garrafal


El Gobierno Federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación finalmente ocuparán la misma mesa para determinar qué sigue en la ríspida relación que han mantenido durante los últimos 30 años. El poder que ha mostrado y demostrado la falange magisterial ha estado por encima de todas las policías que fueron a confrontarla en cada uno de los frentes que mantuvo en días pasados, y eso tiene que preocupar al Gobierno Federal porque parece que lleva perdida la carrera.

Para decirlo de otra forma, la llamada CNTE tiene 30 años preparándose para enfrentar de forma violenta al gobierno, que en el probable caso de que se generalice la violencia tiene que respetar los estándares internacionales de los derechos humanos, caso contrario de la fuerza magisterial que tiene que poner en práctica lo que muchos de sus miembros han aprendido en diferentes latitudes, ya que ha contado con la ayuda de gobiernos extranjeros como Venezuela, Ecuador, y las FARC.

De ahí la estrategia con que han sometido a los grupos antagónicos, como es el caso de las policías, indicadores, opositores, periodistas e investigadores que caen en sus manos, a quienes prácticamente trituran sin llegar a la muerte para evitar acusaciones de homicidio. Y también hay que poner atención en el hecho de que de los ocho muertos ninguno es maestro. Lo que quiere decir que saben muy bien como provocar y a que grupos enviar para que sean ellos quienes asuman los costos.

En este contexto convendría preguntar en qué términos se desarrollarán las negociaciones con la Secretaría de Gobernación, porque al parecer la Coordinadora tiene muchos más alcances que el propio Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional, ya que su sistema de inteligencia les ha permitido conocer de antemano los pasos que dará el Gobierno Federal.

Si los funcionarios del Gobierno Federal no cuentan con la información de sus antagónicos, las cosas seguirán marchando mal, porque lo que menos quieren los miembros de la CNTE es terminar el conflicto, por el contrario, ellos salen ganando manteniendo su beligerancia como ha ocurrido en los últimos 30 años. Pactar una tregua sería garrafal, y lo previsible es que el Gobierno Federal ponga condiciones menores y ceda el archivo de las órdenes de aprehensión; y se dé una pausa en el despido de los maestros faltistas. Ojalá me equivoque, pero todo indica que para allá caminarán.

Al tiempo.

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