Constitución distractora

 

La preservación de los derechos que contiene es pantalla y autopromoción


Venció mi tarjeta de circulación y debí renovarla. Quienes hacíamos el trámite cargábamos con los papeles requeridos –y otros–, en previsión de nuevas peticiones. Identificación, factura, pago de derechos, tarjeta vencida, comprobante de domicilio, tenencias de los últimos 5 años. Si falta alguna, se agrega una certificación de la Tesorería para acreditar haberla cubierto. El trámite demora unas tres horas.

Muchas personas pidieron el día o faltaron a su trabajo. Las pérdidas económicas no son problema del Gobierno de la Ciudad, ellos inventaron la mina de oro del documento y su reposición es tema de cada quien y verá como lo resuelve. En plena era informática, rehenes como somos de verificaciones, fotomultas y arrastres, no se entiende la inexistencia de una base de datos para hacer el trámite a distancia y recibir la tarjeta a domicilio. Eso requeriría un Gobierno eficaz.

Según Reforma, se pierden 61.5 horas al año en el tránsito, ajeno a los afanes de agentes de vialidad. Ellos tienen otras prioridades, especialmente checar su celular y hablar largos periodos. Otra vez, el tamaño de las pérdidas no despeina a la autoridad.

La violencia ha repuntado y es inocultable. A plena luz del día se mata y se roba. Se culpa a los juicios orales. Un carro circula a 200 kilómetros en Reforma y origina una tragedia. ¿No lo vio antes ninguna patrulla? ¿Nadie se percató? Las protestas por falta de agua se multiplican.

La respuesta es reprimir.

Las anteriores son deficiencias del Gobierno. Su operación es mala, pero encontraron el distractor perfecto: “la defensa de la constitución” más avanzada de las galaxias.

La preservación de los derechos que contiene, aunque sean retórica, es pura pantalla y autopromoción, y por eso calientan irresponsablemente a la ciudadanía en lugar de dejar resolver a la Corte. Todo está calculado.