Control total

 

Hoy no tenemos ni presente, ni pasado más allá del que aparece en Internet


En cierto sentido, vivir en estos tiempos es más sencillo que en otra etapa de la historia. Aunque algo que resulta realmente difícil es tener privacidad e información que ocultar. Sin embargo, donde se inicia el ciclo del pensamiento, de los pecados, de las malas acciones o de las frustraciones, es lo único que de momento no ha podido ser rastreado por el software disponible.

El resto, todo lo que hacemos, a quién vemos, en dónde, a quién le hablamos, a quién amamos, a quién odiamos o qué pensamos queda registrado de una forma u otra.

Ahora lo de menos es intervenir un teléfono o escuchar una conversación, ya que lo más importante es saber que cada que usted se levanta y comienza un nuevo día, todo lo que diga, haga o piense está al alcance de todo aquel que lo quiera investigar.

Antes era sólo una situación que iba en búsqueda de información militar, económica, política o estratégica. Ahora es un fenómeno que abarca casi todo.

En ese sentido, si aunamos el capítulo del presunto espionaje del Gobierno de México con el Russiangate y su capacidad de alterar las elecciones estadounidenses, descubriremos algo fundamental: no existe gobierno en la Tierra capaz de dominar el control tecnológico al que hemos llegado.

Y es que, estamos en manos de las máquinas y ellas a su vez están en manos de quienes las programan.

No basta con ocupar Facebook, Google, Microsoft, Apple o cualquiera de las grandes compañías tecnológicas que imperan en nuestro tiempo, porque al final del día lo que de verdad le da vida al sistema es la construcción de los algoritmos que permiten integrar, depositar y conocer nuestra vida mejor que nosotros mismos.

Todo gobierno tiene la tentación de la escucha, del espionaje y del seguimiento. Todo país que tiene sentido común crea los contrapoderes necesarios para que no haya abusos.

Pero todo eso ahora es relativo porque seguimos hablando de los periódicos, de las cadenas de televisión y de la radio sólo como un vicio del pasado. Y porque además hoy el verdadero propietario de la información se llama Facebook, y el que realmente llega a todas partes es Google.

Hoy no tenemos ni presente, ni pasado más allá del que aparece en Internet cuando buscamos nuestro nombre en Wikipedia, ya que hemos llegado al momento en el que se ha alcanzado el control total a pesar de que nadie se haya dado cuenta.

Eso naturalmente no excluye todo lo que significa el último escándalo –que no se ha comprobado aún– del posible espionaje perpetrado por el Gobierno mexicano, pero sí demuestra un fenómeno en el que aquellos que creen que nos tienen bajo su dominio, acaban en manos de los mismos que les venden la tecnología para controlarnos.

@antonio_navalon