Corte de caja

 

Debemos recuperar los elementos para reconstruirnos por medio de la unificación


Nadie está preparado para el nivel de cambio, desafío y velocidad que han adquirido los tiempos en los que vivimos.  En este momento todos saben que Donald Trump no es una excepción, sino es una regla en un tiempo que se podría definir como lo hizo Konrad Lorenz en Alemania tras el estallido del nazismo; es decir, como la locura de los tiempos, al identificar la agresión como un instinto natural en el comportamiento humano.

 El mundo ya no es lo que era. Y ahora en México hay que remontarse a la época de Plutarco Elías Calles para traer a la memoria lo que fue el fundamento del Estado moderno mexicano en el enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado.

Los cristeros fueron el otro pico del país bañado en sangre del cual nació la estructura política que nos ha acompañado hasta ahora. Aunque el sexenio de Peña Nieto no es el único responsable, pero sí es el que dentro de unos años evidenciará un punto de inflexión.

 Hubo un momento en el que Lázaro Cárdenas tuvo que sacar a Plutarco Elías Calles del país, porque después de su gestión todo giraba en torno a una sola verdad: Calles era el único poder.

Ahora eso es falso, ya que no se sostiene que la elección del próximo presidente, la banda presidencial y los partidos garanticen la estabilidad de México. Puesto que nuestro país está en una crisis fundacional.

Hoy México es un país que tiene dos claros referentes de poder. Uno en el lado oscuro: los narcotraficantes. Y otro, en el lado del bien: las fuerzas armadas. Y en medio, sólo hay una serie de elementos que cada día que pasa se desprestigian más y más.

 Todo eso pasa porque, como está escrito en la Biblia, para decir sí primero hay que saber decir no, y el no es para el juego de los candidatos presidenciales, el no es para el doble control del PRI, y el no es para la peor crisis por la que está atravesando la figura presidencial.

En ese sentido, los empresarios, los intelectuales y los habladores como yo, estamos perdidos en un vacío permanente donde ha desaparecido el círculo de complicidades sociales que le dan a los países estabilidad.

 Y es que no es posible que ahora la única asociación social sólo sea para evitar que Andrés Manuel López Obrador llegue al poder. Porque no debemos olvidar que en el 2006 el peligro para México comenzó bajo los auspicios de la frustración y la deslegitimización que nos llevó a inundarnos en un lago de sangre.

 Por eso no sólo es necesario hacer un corte de caja, sino también debemos recuperar los elementos para reconstruirnos por medio de la unificación, a fin de inventar lo que no tenemos, y eso es un modelo de país, unas complicidades sociales y unas ganas de volver a empezar.