Criptomoneda al aire

 

Los especialistas descartan que los “criptoactivos” amenacen la estabilidad financiera, pero pueden servir para lavar dinero o financiar el terrorismo


Al parecer será este año cuando se concrete, a nivel internacional, el análisis de la regulación de las criptomonedas. En el mundo se trabaja en nuevas leyes para regular esta industria, cuyo propósito es crear una base sólida para el desarrollo y evitar que se especule con estas monedas virtuales.

La decisión se sustenta debido al aumento en el valor del bitcoin, que condujo a grandes aumentos de los “activos” asociados con éste. Pero la necesidad de regularlas crece, ya que las criptomonedas pueden usarse con fines ilícitos, pues están fuera de las jurisdicciones nacionales.

Al menos en el mercado de moneda virtual hay 10 criptomonedas que se manejan, desde la popular bitcoin, hasta ethereum, ripple, dash y, recientemente, Venezuela lanzó el petro.

Hace poco, en la reunión de líderes financieros del G-20 se coqueteó con la idea de regular las monedas virtuales, ya que hay delitos cibernéticos que involucran a esos activos y el temor a que puedan ser utilizados para el crimen ha levantado llamados a acciones concertadas por parte de los reguladores globales.

Por el momento, los analistas descartan que los “criptoactivos” amenacen la estabilidad financiera, pero pueden servir para lavar dinero o financiar el terrorismo y perjudicar a los consumidores que los compran.

La tecnología detrás de esas monedas tiene el potencial de promover la inclusión financiera, pero conlleva riesgos como la evasión fiscal y el financiamiento de actividades ilícitas. A principios de año, un grupo de investigadores financieros de las organizaciones Interpol y Europol de unos 30 países asistió a un taller de criptomonedas a fin de conocer las medidas que es posible tomar para combatir el uso indebido de las monedas virtuales en operaciones hechas por grupos delincuenciales.

Deberán ser los bancos centrales los que tomen cartas en este asunto, ya que se debe entrar en una dinámica estable y de un sistema de pago funcionales para salvaguardar “el valor real” del dinero.