Del miedo al hartazgo

 

Todos tratan de asegurar el mañana como si eso fuera posible


Las diferentes especies, sobre todo la humana, liberamos adrenalina cuando nos sentimos en peligro.

En ese sentido, el miedo sigue siendo un gran factor determinante que como probó Pavlov mediante su llamada “ley del reflejo condicionado”, genera una reacción. Y es que él demostró que un perro es capaz de salivar con sólo ver a la persona que le da de comer sin que ésta siquiera lleve un plato de alimento.

En el caso de los políticos esa salivación es provocada por el miedo que les produce el solo hecho de visualizar la foto de su salida del poder.

El próximo domingo 4 de junio se celebrarán las elecciones de cuatro estados –Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz– en los que más allá de la relevancia política –que es mucha– se están viviendo todos los vaivenes de las reacciones desesperadas provocadas por el miedo.

Todos tratan de asegurar el mañana como si eso fuera posible.

Nunca olvidaré las actitudes de la gente cuando el sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi, dejó el gobierno y fue exiliado de su país. Todo era júbilo y alegría entre los iraníes. Sin embargo, nadie tenía previsto que después llegaría Jomeini –el líder de la Revolución Islámica– y todo lo que en los años posteriores ha marcado la historia de Irán y de cierta parte del mundo –entre guerras, muerte y violencia– desde aquel día de 1979 cuando el sha fue derrocado.

La historia no se asegura, la vida no se compra. Las alianzas de los partidos políticos, los miedos, tratar de ocultar la corrupción y la impunidad, y tratar de asegurar que bajo ningún concepto el status quo cambiará; lo único que hace es precipitar lo inevitable.

Llegó la hora del pueblo, y lo digo de verdad. El pueblo, todos nosotros, nos comportamos en los negocios del poder como una avalancha. Porque lo difícil es que la primera bola de nieve comience a rodar y una vez que eso suceda seguirá su curso y no frenará hasta que tope donde tenga que topar.

Se pueden hacer muchos análisis políticos, se pueden hacer muchos cálculos, pero lo que yo sugiero es superar el momento de una victoria corta y efímera sobre los que hoy nos ofenden e insultan con sus actitudes impúdicas, abusando de nuestra esperanza y de nuestros bolsillos. Y así exigir que la acción política vaya más allá de la venganza inmediata, porque todo movimiento pendular termina volviendo a donde empieza.

Por lo tanto es importante determinar no precisamente a quiénes vamos a echar, sino por qué lo vamos a hacer y con qué los vamos a sustituir. Y ahora sí saber con qué garantías actuaremos para que no nos pase lo mismo que ya nos ha pasado antes.