Despenalizarlas e información

El uso indebido de drogas es uno de los 20 principales factores de riesgo para la salud a nivel mundial y uno de los 10 más importantes en los países desarrollados.

Aseguran los especialistas que los problemas derivados del consumo de estupefacientes se asocian con el riesgo de que aparezcan otros problemas de salud como VIH/sida, hepatitis, tuberculosis, el suicidio, la muerte por sobredosis y las enfermedades cardiovasculares.

Ayer presentó el doctor Manuel Mondragón y Kalb, comisionado Nacional Contra las Adicciones, la “Encuesta Nacional de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016”, y las cifras son de escándalo:

En nuestro país, de 2011 a 2016, el porcentaje de mujeres que consumió alguna vez en su vida un tipo de droga ilícita creció 105 puntos porcentuales, al pasar de 926 mil a 3.9 millones en ese lapso.

¡Y los adolescentes también rompieron récord, este sector creció 222 por ciento! Los chavos que probaron una droga hace seis años eran 127 mil; el año pasado lo hicieron 412 mil.

Explicó Mondragón que estas personas no necesariamente son adictas, pero posiblemente en el futuro desarrollarán un serio problema de drogas. También dijo que el consumo de la marihuana aumentó 55 por ciento, que el consumo de la cocaína se mantuvo estable, pero que se registró un mayor consumo de crack, metanfetaminas y alucinógenos entre los chavos.

Y claro, reconoció el comisionado que el incremento en el uso de estas drogas tiene que ver con problemas de marginación, falta de oportunidades educativas, deportivas, culturales y falta de información. Por ello tenemos los mexicanos un gran reto para acabar con este cáncer.

Aunque en países, como Estados Unidos, que tienen resueltos todos estos problemas, se da el “consumo recreativo” y la solución al problema de antoja imposible, en el marcado consumidor más grande del planeta.

No podemos bajar la guardia y tenemos que seguir combatiendo la producción, la comercialización y el consumo, pero después de conocer estos números muchos millones de seres humanos –hartos de la violencia por culpa de las drogas– seguimos pensando que necesitamos aplicar un binomio: despenalizarlas y una revolución informativa.