Dime con quién andas y te diré quién eres

 

En lo relativo a la problemática por la que desde hace ya varios años está atravesando Venezuela, los principales actores internacionales ya han tomado partido. A raíz del inicio el pasado 10 de enero del periodo presidencial para el que se llevaron a cabo unas más que sospechosas elecciones presidenciales en junio del 2018, una […]


En lo relativo a la problemática por la que desde hace ya varios años está atravesando Venezuela, los principales actores internacionales ya han tomado partido.

A raíz del inicio el pasado 10 de enero del periodo presidencial para el que se llevaron a cabo unas más que sospechosas elecciones presidenciales en junio del 2018, una auténtica tormenta diplomática se desató empezando por un pronunciamiento de la Organización de Estados Americanos en el sentido de que que esta agrupación regional no reconocía la legitimidad de Nicolás Maduro Moros para asumir un nuevo mandato que en un escenario normal tendría que extenderse hasta el año 2025.

Posteriormente vino la toma de posesión de Maduro y la autoproclamación del presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó Márquez como presidente encargado con base en lo establecido en el artículo 233 de la constitución venezolana.

Venezuela tenía pues dos presidentes y frente a tal escenario, los principales actores regionales e internacionales se xomenzaron a alinear.

De esta suerte Estados Unidos, Canadá, Chile, Costa Rica, Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia, Perú, Reino Unido, Alemania, Portugal, España, Francia, Suecia y Japón entre otros han reconocido a Guaidó como legítimo presidente interino de Venezuela.

Por otra parte Bolivia, Nicaragua, Cuba, Rusia, Irán, China y Turquía entre otros han reafirmado su reconocimiento a la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro.

De todo esto puede hacerse una primera reflexión muy superficial pero que nos permitirá tener una visión más precisa de lo que está sucediendo.

Si observamos los países que reconocen a Juan Guaidó son todos democracias, algunas más sólidas y funcionales que otras, pero al final del día democracias.

Por otra parte las naciones que reconocen a Maduro son todas regímenes autoritarios: democracias cosméticas en el mejor de los casos y en el peor auténticas tiranías.

De todo ello desde luego que sí se puede concluir algo en firme cuando se trata de determinar que valores están en juego en torno al posicionamiento de los países frente al drama venezolano.