Discriminación en casa

 

Diariamente 15 millones de mexicanos enfrentan formas sistemáticas e históricas de discriminación


Diariamente 15 millones de mexicanos enfrentan formas sistemáticas e históricas de discriminación por el simple hecho de pertenecer a pueblos y comunidades indígenas, y según las últimas encuestas del Conapred (realizadas a estos grupos), 37 por ciento de los encuestados considera que no se respetan sus derechos; y 24 cree que esto es causado por su forma de hablar y vestir.

Rosalinda Guadalajara, mujer de 30 años que ha fungido como gobernadora de la comunidad rarámuri o tarahumara desde 2012 en la periferia de Ciudad Juárez, y que representa a 360 personas ante autoridades gubernamentales, fue objeto de discriminación el pasado viernes al negarle el acceso al restaurante y bar Kentucky Club & Grill, ubicado al norte de esa ciudad, pese a tener una invitación directa para comer en el lugar con representantes de la Sedesol.

Según testigos, y lo dicho por la propia Guadalajara, uno de los empleados dijo al grupo que no había lugar disponible para ellos en el establecimiento, por lo que pidieron hablar con el gerente del restaurante, y éste, aseguran, explicó que la razón por la que ella no podía entrar al lugar era porque llevaba “huaraches y podría estar expuesta a un accidente”.

Situaciones similares las viven a diario nuestros compatriotas radicados en EU, y eso para nosotros ha sido indignante, como indignante son las palabras del presidente electo de la Unión Americana, Donald Trump, pero la misma indignación nos debería causar la discriminación que propiciamos o permitimos en nuestro país con nuestros pueblos indígenas o migrantes centro y sudamericanos, de lo cual poco o nada se habla.

La discriminación es un acto de violencia, y nuestros pueblos y comunidades indígenas deberían ser nuestro orgullo y ser tratados con respeto y dignidad, no discriminados.