Donald Trump

 

Los vecinos del país del norte han manifestado su opción por el gobernante que prefieren


Cualquiera de los dos era inconveniente para México, pero quedó el patiño. Los vecinos del país del norte han manifestado su opción por el gobernante que prefieren; para eso es la democracia, y aunque todo apuntaba a que Hillary Clinton sería encumbrada en la cúspide del poder mundano, el resultado es que el victorioso es Donald Trump, el mismo que vino a México como candidato para confirmar que construiría su muro fronterizo con cargo a la economía mexicana.

De que su muro lo va a construir, de eso podemos estar ciertos; no va a gobernar sin dar cumplimiento a esta promesa de su campaña, la que le confirió prestigio entre los suyos aunque repudio entre los nuestros.

Pero queda un consuelo, que no es menor. Se trata del alivio que viene con la derrota electoral de la mafia iluminista integrada por diversos grupos y sociedades secretas que se han infiltrado en las instituciones de poder norteamericanas, grupos constituidos por unas cuantas familias de banqueros, industriales y comerciantes que se reúnen en logias secretas y poderosas, carentes de moral y de principios cristianos.

La mafia iluminista se ha dado a conocer por las acciones visibles de las conspiraciones de sus diversos grupos: derrocar gobiernos extranjeros, fomentar deuda externa, fabricar armamentos, inventar guerras, financiar gobiernos corruptos, colapsar economías, financiar y armar a grupos terroristas e inventarse enemigos mundiales.

La derrotada Clinton era la candidata formada y preparada para coronarla en el trono de este poder –el peor que el mundo ha conocido– un poder obtenido y sostenido por medio de rituales satánicos implementados en esas sociedades secretas y perpetrados en sus reuniones, de sacrificios de vidas humanas consumados en cada uno de los abortos promovidos por ellos mismos con su poder económico y global en su propio y en otros países, y con la creación de grupos persecutores de cristianos en Oriente Medio y en otras regiones del mundo.

Trump, en cambio, ha sido coronado por una sociedad que está harta de ver morir a sus hijos en estúpidas guerras lanzadas contra enemigos artificiales, de ver sus impuestos entregados como fondos para promover instituciones de caníbales como Planned Parenthood, de mantener el valor de su moneda a través de una economía de guerra y de estupidizar a su juventud con drogas y pornografía.

Ese muro que se levantará en nuestra frontera hemos de aprovecharlo para poner fin al tráfico de drogas y de personas, al crimen organizado y desorganizado, a la decadencia moral y a la degradación social.

La economía mexicana no ha de debilitarse, con empeño la hemos de fortalecer, y a partir de ahora tendremos una respuesta automática toda vez que el país del norte pretenda influir en la economía, en el gobierno y en la moral de los mexicanos: Ustedes eligieron a Donald Trump, ustedes quisieron quedar aislados de nosotros.