“La Maiceada”

 

Por ventura, la Palabra de Dios siempre está por encima


“Todo tiene su momento: su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado. Su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar. Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar. Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar” (Ecl. 3,1-7).

También hay un tiempo para escribir recuerdos y compartirlos con quienes forman o quisieran formar parte de esos recuerdos. Ahora arzobispo emérito, con sus horas más tranquilas, en el libro de sus memorias “Con mi propia voz”, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez refiere pasajes sobre su vida y su ministerio, sin pretender más que compartir, con el lenguaje sencillo y directo con el que siempre se ha expresado.

Particularmente divertido resulta el capítulo doce “La Maiceada”, que narra los sucesos que provocaron que esta palabra “maicear” fuese incluida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

Esto comenzó el 15 de agosto de 2010 cuando el cardenal sostuvo una rueda de prensa. “La entrevista, entre otras cosas, versó sobre la reciente aprobación por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de las propuestas de Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal: el aborto, la contracepción, el matrimonio de personas del mismo sexo y la adopción por parte de éstas”, explica el cardenal, y agrega: “Mi comentario fue evidentemente reprobar estas leyes inmorales y dañosas, cuando de pronto salió la pregunta de por qué creía yo que la SCJN le había aprobado a Ebrard esas leyes. Les respondí: –Seguramente los maiceó.

Este comentario recorrió inmediatamente todo el país a través de los medios de comunicación”. Luego explica: “Ebrard montó en cólera y exigió que me retractara y le pidiera una disculpa, porque según él yo había dañado su patrimonio moral; de lo contrario, me denunciaría penalmente.

Le respondí: -Lo dicho, dicho está, no me retracto. Mucha gente que no ha estado en contacto con las cosas del campo no sabe lo que significa ‘maicear’. Cuando se quiere amansar un animal, caballo, res, etcétera, se le suena el maíz en un canasto, inmediatamente el animal viene a comer y ahí se le laza y se le sujeta”. Por aquel entonces Ebrard demandó al cardenal Sandoval.

Hacia el final del capítulo doce, el cardenal Sandoval Íñiguez lamenta la decadencia moral y la degradación social promovidas entonces por aquel oscuro gobernante: “con la ley del aborto, promovida por Ebrard y aprobada para el Distrito Federal, se han cometido en estos años cerca de un millón o más de abortos ‘legales’, que son asesinatos de seres humanos inocentes, de los que tendrán que responder ante el Juicio de Dios Ebrard y todos los que de una u otra manera están colaborando”. Por ventura, la Palabra de Dios siempre está por encima.

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