El arco del triunfo…

 

Un Tribunal Electoral, ya lo vimos, sometido a los caprichos de Los Pinos y un Instituto Electoral ausente y ajeno a la ley y al orden, nos prometen los comicios históricamente más sucios de nuestra historia


En esa forma se describe a quien manda al diablo las instituciones y aprovecha cualquier resquicio para atropellar derechos, saltar leyes y lograr su objetivo no siempre legítimo.

No tengo idea de cuándo se rompió la regulación en torno a las elecciones, pero recuerdo que hasta hace algunos días los anencefálicos en las redes al referirse a los partidarios tricolores, les recomendaban que fueran por su torta y su frutsi. Según ellos, pago por su militancia.

Pero ¡oh, sorpresa!, en el territorio nacional empezaron a aparecer paquetes y bolsas moraditas con logo de Morena y menciones múltiples al Peje (los demás son lo de menos) repartidas en los mítines a los acarreados, a muchos de los cuales se les paga su colaboración captando simpatizantes.

Se habló de las tarjetas Monex y Coppel… y extrañamente todos se callaron. No sólo eso, sino que se conocieron más mañas heredadas de su origen Revolucionario Institucional, hoy manchado por panistas traidores expresidentes de ese instituto.

Y ni hablar de los PES militantes, empeñados en obtener 40 curules que aunque estamos conscientes de la inexistencia real de ese partido confesional y derechísimo, será posible gracias al manto poderoso del señor (de Macuspana). Dios así lo quiere.

Con pies de plomo, los partidos enredados en porquería y media ante la complacencia de Lorencillo y su banda de multadores, observan y no denuncian ante el riesgo de que les reviren con sus propias faltas.

Como sabemos todos, menos Loren y su cáfila de acompañantes, la ley castiga severamente el tráfico, especialmente la compra de votos.

Así que resulta incomprensible que la Barrales anuncie que repartirá tarjetas a las que pondrá dinero, si es que gana la Jefatura de Gobierno.

Esto es, si quieres billete en tu tarjeta, vota por mí para que al ganar te pague.

Cierto, nos convertimos en un país de cínicos, pero además de imbéciles.

Ante tal muestra de desvergüenza los consejeros electorales miran hacia unos niños que juegan al presidente y prohíbe la transmisión. No molesta, en cambio, a la dama del departamento en Florida, casa en las Lomas y avión privado al marido.

Un Tribunal Electoral, ya lo vimos, sometido a los caprichos de Los Pinos y un Instituto Electoral ausente y ajeno a la ley y al orden, nos prometen los comicios históricamente más sucios de nuestra historia.

Y es que ya lo dijo alguien, la Ley y el Orden en México sólo están en el canal 5…