El dedo del Señor

 

El alboroto que traen los comentócratas en torno a la sucesión presidencial


El alboroto que traen los comentócratas en torno a la sucesión presidencial, me lleva a recordar otros tiempos, otros sucesos y que todo parece distinto pero no, todo es igual.

Para no remontarnos demasiado atrás, mencionemos a Adolfo Ruiz Cortines, quien tenía como seguro sucesor, todos lo sabían, a “El Pollo” Gilberto Flores Muñoz, a la sazón en Agricultura.

Previo al destape, se desató una campaña de una empresa cigarrera que puso carteles en todo el país con un tapado y la sentencia: el Tapado fuma Elegantes. Y sí, el tapado era fumador y consumía esa marca.

Cuando hubo el destape y el seleccionado por el dedo divino fue el titular del Trabajo, Adolfo López Mateos, Flores Muñoz reclamó al mandatario, quien le respondió: ¡Caray Pollo, perdimos!

Y ante la insistencia del que se sentía ocupante de Los Pinos, Ruiz Cortines explicó que si hubiese sido el siguiente no le habría pedido que “limpiara su oficina y dejara las cuentas claras…”.

Maravilloso ejemplo de cinismo.

Con Gustavo Díaz Ordaz se siguió la supuesta tradición del secretario de Gobernación, misma que continuó con Luis Echeverría, quien como era de esperarse la rompió.

Ante destrampes de la familia de Mario Moya, y seguro por la moralina provinciana de doña María Esther, después de cuestionar a la esposa de Moya, al hijo y sus desgarriates cabareteros con narquitos locales en la Zona Rosa, tiroteos al canto, se optó por el secretario de Hacienda, José López Portillo.

Además era cuate de pandilla, de escuela y de barrio. Igual que el Negro Durazo.

Significativo que en Excélsior en poder de Julio Scherer, en las caricaturas se dibujaba al tapado con lentes en la bolsa superior del saco con una pata por fuera. Era López Portillo el tocado por las divinidades. Pero no supimos interpretar la señal.

El nombramiento de De la Madrid, repudiado inicialmente y santificado luego, antecedió al de Carlos Salinas, de hecho, presidente en funciones especialmente en el terreno económico.

Y fue Salinas de Gortari quien cortó especulaciones cuando en referencia a la sucesión y concretamente a Luis Donaldo Colosio, declaró muy enfático: “¡No se hagan bolas!” y bueno, aunque breve, fue Donaldo el candidato.

La presidencia le correspondió a Ernesto Zedillo, quien no tuvo empacho para impulsar más o menos en forma abierta, al opositor Vicente Fox.

Esa es la historia, así que hagamos más teoría que al final del camino será el dedo del Señor el que decida.