El día en que le reclamé a AMLO

 

Cuando salió del estudio saludó a los que ahí estábamos y al verme a mí con la cámara en mi mano optó por ignorarme y seguirse de frente


El 9 de julio de 2009 me topé con Andrés Manuel López Obrador cuando salía de un estudio en Grupo Fórmula después de haber participado en el programa matutino de Ricardo Rocha que antecedía al mío. Me dijeron que ahí estaba y decidí aprovechar la oportunidad para entrevistarlo brevemente. Prendí la cámara de video de mi celular y lo esperé.

Cuando salió del estudio saludó a los que ahí estábamos y al verme a mí con la cámara en mi mano optó por ignorarme y seguirse de frente, lo cual definitivamente me enojó. Mientras se alejaba le reclamé que no aceptara mis invitaciones, que mintiera al decir que los medios le bloqueaban el acceso, le dije que era un mentiroso y un cobarde, que fuera a mi programa, que se enfrentara a los que consideraba que pertenecemos a la mafia del poder. Mis reclamos duraron menos de 50 segundos y durante todo ese tiempo me dio la espalda. Ese mismo día subí el minivideo a mi cuenta de YouTube y, como era de esperarse, muchos de sus seguidores me agredieron, insultaron y algunos hasta me amenazaron de muerte.

A nueve años de distancia reconozco que me faltó mesura esa mañana de julio de 2009. Cinco meses antes de ese encuentro había muerto mi hijo Eduardo y yo estaba deprimido y enojado, no con Andrés Manuel sino con el mundo entero. Ese día mi irá se volcó contra su persona y, seguramente, si nos hubiéramos visto años después o en diferentes circunstancias no hubiera actuado como lo hice en aquella ocasión. Probablemente lo hubiera saludado tranquilamente e invitado por enésima vez a mi programa sabiendo que se negaría. Posiblemente no hubiera grabado el encuentro. No lo sé… No justifico mi conducta, sólo la explico.

Actué sin la menor educación y cortesía y algún día, cuando me encuentre nuevamente con él, le ofreceré una amplia disculpa.

Lo anterior no significa que AMLO estuviera entonces diciendo la verdad al afirmar que los medios lo teníamos bloqueado. La realidad es que sólo acudía a programas de radio y TV donde lo trataban suavecito.

Nunca he sentido odio ni animadversión hacia el próximo presidente de México y en verdad admiro su tenacidad y genio político. Si bien estoy totalmente de acuerdo con muchos de los objetivos que persigue, no lo estoy con las soluciones populistas y demagógicas que ha propuesto durante sus tres campañas presidenciales.

El AMLO magnánimo que estamos viendo estos días tal vez acceda, por fin, a dejarse entrevistar por mí. Suceda lo que suceda, no dejaré de señalar y criticar sus propuestas, decisiones y acciones que considere perjudiciales para mi país, pero también expresaré mi total apoyo para aquellas que piense que son benéficas. El 1 de diciembre lo reconoceré y aceptaré como mi presidente y deseo que a él y a todos nos vaya muy bien.