El drama de Lula

 

El Tribunal Supremo Electoral de Brasil rechazó la solicitud presentada por el expresidente para que se le permitiera contender en las elecciones presidenciales


En uno de los últimos episodios del drama legal vivido por Luis Inacio “Lula” da Silva, el Tribunal Supremo Electoral de Brasil rechazó la solicitud presentada por el expresidente para que se le permitiera contender en las elecciones presidenciales a celebrarse en octubre, a pesar de que actualmente “Lula” se encuentra purgando una sentencia de 12 años de prisión dictada en segunda instancia por actos de corrupción en una prisión federal de la ciudad de Curitiba.

El tribunal le dio además hasta el 11 de septiembre al Partido de los Trabajadores para que nombre al candidato que sustituirá en las boletas a “Lula”, candidato que muy probablemente será Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo y que hasta ahora complementa la fórmula formada por Da Silva para presidente y él para vicepresidente. De todo este asunto es pertinente resaltar el hecho de que el electorado brasileño le dé en las encuestas una cómoda ventaja de cara a las presidenciales de octubre a un candidato que hoy por hoy está en prisión por haber incurrido en actos de corrupción.

Eso demuestra que la ciudadanía brasileña tiene una profunda desconfianza en el poder judicial y en el aparato estatal en su conjunto, y encuentra mucho sentido en la idea de que la condena de “Lula” obedece más a criterios políticos que a criterios jurídicos o penales. Resulta imposible establecer si se trata del primer caso o del segundo, pero lo que es innegable es que después de los jaloneos que llevaron a la destitución constitucional de la presidenta Dilma Rousseff en agosto de 2016, el sistema político brasileño y sus instituciones están llenos de contradicciones y apestan a putrefacción. Y lamentablemente en lo relativo a formar parte de esta trágica realidad, ninguna de las fuerzas políticas brasileñas se salva.