El espectáculo del ridículo

 

Duarte es uno de los personajes más reconocidos de este país


Sin lugar a dudas México sigue siendo un país sui generis, y quienes nos gobiernan siguen haciendo de todo para que sigamos así, o al menos que nos perciban como tales. Y no es que todo México tenga esa peculiaridad, simplemente es que nuestros gobernantes desde hace tiempo tienen el empeño en seguir la misma senda que tantos dolores de cabeza nos ha generado como nación, y desatinos como sociedad. Para decirlo de otra forma, nos es que seamos únicos, pero nos empeñamos en serlo, y por lo regular lo logramos, pero también siempre salimos perdiendo.

Javier Duarte de Ochoa sigue siendo uno de los personajes más reconocidos de este país, y en especial de ese sistema político corrupto y caduco que seguimos manteniendo a conveniencia de quienes participan y medran de él disponiendo para su provecho de los recursos públicos de forma discrecional. Lo que ocurrió en Veracruz durante su gobierno no tiene parangón en la historia de este país porque la sustracción de más de treinta y cinco mil millones de pesos tiene que ser un escándalo aquí y en cualquier parte del mundo.

La pregunta de donde se ocultaron esos recursos que detectó la Auditoría Superior de la Federación es algo que debiera ocupar y preocupar a las autoridades encargadas de sostener las acusaciones, pero por mucho que el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pida a los mexicanos un acto de fe, creo que ya la perdieron con los integrantes del actual sexenio que se ha distinguido como una de las generaciones de políticos más corruptas de la historia.

Pero regresando al dinero que el señor Duarte de Ochoa se encargó de desaparecer, y que según Juan Manuel Portal, auditor superior de la Federación, asciende a poco más de treinta y cinco mil millones de pesos.

Lo curioso es que el quebranto denunciado en la primera audiencia fue tan solo por treinta y ocho y medio millones de pesos, es decir una milésima parte de lo hurtado. No sé si haya sido incompetencia o una forma de ayudar al indiciado.

Insisto, quien puso en la gubernatura al señor Javier Duarte de Ochoa fue Fidel Herrera Beltrán, quien además lo formó, lo impulsó y lo preparó para que lo sucediera.

La Procuraduría General de la República debiera tener la obligación de investigar su posible participación, pero al igual que la conformación de la acusación por tan solo 28.5 millones de pesos, ha sido omisa con quien lo antecedió en la gubernatura.

El eje Veracruz-Barcelona-Vancouver tiene mucha información qué aportar en la investigación. Las valijas diplomáticas son inviolables, y de Veracruz se enviaban a Barcelona, donde el señor Herrera Beltrán era cónsul, grandes cantidades de tequila y dólares. De ahí también salían para el Consulado en Vancouver, valijas a nombre de su hijo, Fidel Herrera Borunda, quien ocupa el cargo de cónsul en Negocios y Cooperación en Vancouver.

¿Qué malpensados somos los periodistas, no? Ojalá así pensaran los investigadores de la PGR para ver si dan una campanada. Eso nos evitaría el espectáculo del ridículo. Al tiempo.

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