El gran iniciado

 

Humberto Moreira ha sido protegido y merece pagar las que hizo


Muchas peculiaridades tiene el sistema político mexicano que se ha mantenido vigente desde que Plutarco Elías Calles visualizó que solamente la institucionalidad y sujeción de los intereses políticos a un proyecto común podría hacer avanzar al país. Así nace este sistema político que parece haber entrado en crisis a raíz de los pésimos resultados que hemos alcanzado en cuanto a bienestar, y a la pésima fórmula para distribuir el ingreso de forma más equitativa.

Podemos decir que para desgracia nuestra, los índices de pobreza y mendicidad de millones de mexicanos alcanza las mismas proporciones que tuvimos antes de nuestra Independencia, y de eso que llamamos Revolución Mexicana que antes que un proyecto común se distinguió por ser un verdadero caos en el que pocos entendían de principios y mucho de hurto, saqueo y muerte. De ese bodrio de movimiento social es que nace nuestro sistema político, pero eso no tendría que ser la condena para continuar con los mismos niveles de desigualdad.

Hoy observamos la cínica forma en que nuestros políticos y poderosos empresarios se alejan de la realidad lacerante de más de la mitad de los mexicanos, cuya única aspiración ahora es tener la posibilidad de llevar una vida de privaciones y sobrevivencia.

El problema son esos casi 20 millones de hombres y mujeres de todas las edades que solamente ingieren alimento una o dos veces por día y que pueden ser el ejército que se requiere para propiciar otro caos de desastrosas consecuencias para la nación. Lo ocurrido con las protestas violeta por el alza en el precio de los combustibles pudiera ser el mejor termómetro.

Es difícil entender cuándo comenzó el saqueo, porque todo el tiempo ha sido así. Pero si mal no recuerdo, la primera vez que escuche acerca de un robo de proporciones mayúsculas y que muchos pensamos era una exageración, fue la afirmación de que en Coahuila, durante el mandato de Humberto Moreira el robo en las arcas públicas ascendía a decenas de millones de dólares.

Después vendría la etapa en que dejó a su hermano al frente del estado con toda la permisibilidad del Grupo Atlacomulco para que encubriera el saqueo, y pasara a dirigir al Partido Revolucionario Institucional. Así comenzó todo y así comenzaron las mayores complicidades que registra la historia del país, y la profundización de esa separación entre quienes todo lo tienen y los que de todo carecen.

Humberto Moreira ha sido protegido y merece pagar las que hizo. El PRI puede perder Coahuila, pero llegaría otro pillo de siete suelas que se encargó de manejar los hilos de la delincuencia organizada en el norte del país porque así se lo permitió e indicó Felipe Calderón Hinojosa. Guillermo Anaya no es distinto de Humberto Moreira.

Ambos se parecen porque han hecho una inexplicable fortuna amparados por el poder. Ambos merecen estar en la cárcel. Pobre Coahuila y pobre México. Al tiempo.

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