Crisis familiar

 

Estamos tocando fondo. Reconozcamos. Ya es tiempo


Cada año en nuestro país nacen 2 millones y medio de bebés.

Niños que hoy cuentan con un marco jurídico que les garantiza un montón de cosas, en el papel. En la práctica, para miles, la vida no será nada tersa. Según la OCDE, México ocupa el primer lugar en abuso sexual, violencia física, y homicidio de menores de 14 años.

Más de 40 mil –en el mismo rango de edad– ingresarán, anualmente, a la lista de desaparecidos. Estas cifras desinflan el entusiasmo que generó la adopción de la Ley para la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes que, además, nos iguala en estándares internacionales en el respeto a los derechos humanos de los menores. Es cierto, enfrentamos gravísimos niveles de organización criminal y miles de pequeños son sus víctimas. Pero hablando netas, el deterioro de la célula de la sociedad se ha acentuado. El maltrato disciplinario sigue siendo un problema social generalizado. Según la Encuesta Nacional Sobre Discriminación, 24 por ciento de la población acepta métodos correctivos físicos para que los niños “aprendan”. Y el Inegi registró que 26 de los 32 sistemas estatales del DIF atiende miles de casos en los que, papá o mamá, llevaron su “aleccionamiento” hasta “la agresión” –insisten en diferenciarlos–.

Ante un marco jurídico fuerte, pero neutralizado por políticas públicas ineficientes, se refuerza la hipótesis: es nuestro modelo de familia también está en crisis. Es innegable el valor de movilizaciones como la del sábado y en la que, en orden y respeto, se expusieron filias y fobias, pros y contras, hacia las propuestas de familias diversas y matrimonio igualitario. Pero porque el león no es komo lo pintan, combatamos la simulación, dejemos caretas; los números expuestos son de modelos familiares tradicionales. Estamos tocando fondo. Reconozcamos. Ya es tiempo.

@MarioALeon