El llamado día “D”

 

Tanta división beneficia y mucho al PRI


Por definición todo lo obvio, muchas veces, resulta ser sólo propaganda.

Será o no será hoy el día en el que todos los que han querido leer no sólo en las placas del auto que usó Peña Nieto cuando era gobernador del Edomex, sino también en la coincidencia de que un 27 de noviembre pero del 2010 contrajo nupcias con la primera dama; aseguran que nuestro presidente podría comunicarle a la historia, a los cielos y a los pobres mexicanos, quién será su candidato.

Mientras tanto la imparable maquinaria ya se ha puesto en marcha, y considerando que nada es sencillo en la era del Internet, esa maquinaria tiene muchos mecanismos de expresión.

Tiene por ejemplo, las luchas y los amores en las distintas candidaturas que sostienen los intereses del partido en el poder.

Tiene también ese curioso experimento de laboratorio político conformado bajo la convicción de que uno a uno es imposible que los partidos de oposición le ganen al PRI, me refiero, al Frente Ciudadano.

Un Frente que con toda la feria de las vanidades de los líderes políticos que lo encarnan, busca saber quién será el candidato pero sobre una premisa numérica que considera que si el PAN es el partido más grande, entonces el candidato debe ser del blanquiazul. Aunque otra cosa es que el PAN traiga un desmadre interno para ver quién es su candidato.

Pero todo eso no le importa a Ricardo Anaya, lo único que le interesa es ir conquistando posiciones de poder, donde lo de menos son las víctimas, porque así como dijo el monje Arnaldo Amalric durante la cruzada albigense en Francia: “Matadlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos”.

Aún falta sacar dos cuentas. Primero saber cuál será el costo en fidelidad de votos de los panistas frente a esta exhibición impúdica, impulsada por la actual dirigencia, de buscar el poder aunque sea dándole a la madre del partido.

Y segundo, que a pesar de ser los únicos, junto con el PRI, que han gobernado a México casi en el último siglo, no es tanta la distancia que separa numéricamente al PAN del resto de los partidos del Frente, y eso está generando que ellos se unan y se pregunten ¿por qué yo no?

Pero mientras eso sucede, tanta división, tanta multiplicación del voto, tanta oferta electoral –que en la ley del mercado debería ser buena–, beneficia y mucho al Partido Revolucionario Institucional.

Hasta aquí hemos llegado, ya no porque Peña elija o porque el 27 sea su número de la suerte, sino porque ya son segundos fuera, y hoy, mañana, pasado, esta semana o en cualquier caso antes del maratón Guadalupe-Reyes, tendremos a los candidatos y a una batalla que será muy reñida, aunque me temo que sobre supuestos falsos.