El mundo viejo-nuevo

 

En México los partidos jóvenes fueron convenientemente deglutidos


Como dice el líder de Podemos, Pablo Iglesias, si fuera por las redes sociales, Podemos, el partido de los jóvenes, de la contestación de los millennials en España; gobernaría.

Ahora no sé si es bueno que siga existiendo distancia entre lo que pasa en las redes sociales y lo que pasa en la vida real. Pero lo que sí sé es que en contra de todo lo que han señalado los grandes analistas políticos españoles, quienes calificaron como un error la moción de censura contra el presidente de España, Mariano Rajoy –por motivos de corrupción–, sabiendo que ese proceso que intentaba sacar al Partido Popular del poder iba a fracasar; yo sólo quiero reflexionar algunos aspectos relevantes Primero, en la moción de censura, Irene Montero, la portavoz del partido Podemos y pareja sentimental de Iglesias –no se le vaya a ocurrir a ningún mal pensado compararlos con Nicolae y Elena Ceaucescu de Rumania–, demostrando que los jóvenes en algunas generaciones pueden superar no sólo los límites de un cierto pudor, sino de hacerlo sin complejos; hizo un recorrido por la corrupción del Partido Popular concluyendo que más que ser un partido parecía una asociación para delinquir.

Y segundo, son tantos y tan variados los implicados en los distintos casos de corrupción que van desde concejales hasta ministros, que uno se pregunta, independientemente de la aritmética democrática que determina quién gana y quién pierde el poder, ¿acaso no es necesario que las sociedades sean sacudidas para remover las aguas pantanosas que todo poder encierra en sí mismo?

En México los partidos jóvenes fueron convenientemente deglutidos por los partidos viejos. De hecho son los partidos jóvenes los que ofrecieron al PRI la victoria en el Estado de México, y fue la falta de interés de esos partidos por asociarse con el Movimiento Regeneración Nacional, lo que seguramente cuando los historiadores hablen de esta época referirán como una de las causas de la derrota de Morena, y si siguen así, del fracaso que pueden llegar a tener en 2018.

Pero en cualquier caso Iglesias no será presidente en esta ocasión, lo cual ya importa poco porque al final del día la legalidad que defiende la aritmética numérica que no le va a permitir llegar al poder es la misma que sostiene un entramado de corrupción que hace irrespirable el ambiente de España.

Esa situación es un buen ejemplo de cómo por mucho que te den los números para seguir gobernando, cuando no tienes la razón y cuando tu razón está por las cárceles y los juzgados, lo mejor que se puede hacer con los países es abrir las ventanas, colocar los ventiladores y cambiar de aires.