El negocio de la muerte

 

Pocas instituciones mantienen unido al país sobre una plataforma de seguridad


Actualmente México tiene dos controles en materia de seguridad. Uno es el de los buenos, el que nos representa, conformado por las Fuerzas Armadas. Y el otro, no se engañe, no es el Poder Ejecutivo, no es el Gobierno Federal, no es el gobierno estatal, ni el municipal, es el poder de los malos.

El líder de Morena hizo una declaración, no sé si sentida pero sí insensata, puesto que hizo una mala referencia hacia el operativo de Tepic realizado en febrero y además aseguró que las Fuerzas Armadas son violadores sistémicos de los derechos humanos.

Ambas cosas eran inexactas.

Estoy de acuerdo en que jamás seré cómplice de una violación de derechos humanos y jamás participaré en la legitimidad de un genocidio, porque sé que yo formo parte de las víctimas. Pero tampoco participaré en un juego macabro en el que empezamos a caer peligrosamente.

Cada vez que ha existido un caso fundamentado y denunciado sobre violación de derechos humanos por parte de las fuerzas castrenses, la Secretaría de la Defensa Nacional ha comparecido y hasta incluso recuerdo un hecho sin precedentes en el que el general secretario pidió disculpas por los excesos.

Sin embargo, hay que considerar que si su negocio son las armas, si los uniformamos, si los preparamos para vencer y les damos unos instrumentos que escupen fuego, muchas veces la victoria será la muerte.

La gran responsabilidad de esta situación la tiene Felipe Calderón  y Enrique Peña Nieto, los dos comandantes en jefe que sacaron a nuestras Fuerzas Armadas a las calles sin ningún respaldo legal, las pusieron a pelear con narcotraficantes y se dedicaron a practicar el juego de la guerra dando pie a la creación del mayor ejército de sicarios que ha visto el mundo en los últimos tiempos.

Para dimensionar eso mejor el ejército del narco sería diez veces mayor a la División del Norte de mi general Pancho Villa. Sin embargo, él ganó las guerras creando un ejército que no era de sicarios, sino de soldados que lucharon contra “el chacal” Huerta por el bienestar del pueblo.

Nos quedan pocas instituciones que mantengan unido al país sobre una plataforma de seguridad.

Y en ese sentido, estoy dispuesto a pedir la máxima firmeza frente a los excesos de la milicia. Por eso me parece negativo que el gobierno, una vez que el líder de Morena rectificó su declaración, haya regresado a la defensa de las Fuerzas Armadas, porque con eso sólo empieza la campaña electoral y de desprestigio contra ese partido.

Pero mientras tanto, jugamos un rato a defender al Ejército, empezamos la campaña electoral y provocamos que más mexicanos se pregunten: ¿qué estará haciendo nuestro Ejército como para que lo tengan que defender tanto?