El sueño mexicano

CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, 29NOVIEMBRE2016.- La cifra de connacionales que son deportados a México por los cruces internacionales de Ciudad Juárez se incrementó en un 100%, luego de la victoria del candidato Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En promedio, han sido 70 los repatriados, y en lo que va del año, ha habido 3 mil 629 casos de deportación. FOTO: NACHO RUIZ /CUARTOSCURO.COM 

Las universidades gringas ponen el recurso humano, técnico y educativo


Más de 131 mil mexicanos enfrentan juicio de deportación en Estados Unidos. California –con casi 38 mil– es el estado con mayor número de casos en sus cortes. Le siguen: Texas con 27 mil e Illinois con menos de 11 mil, según el estudio TRAC. Precisa que algunos casos se remontan a la administración Obama, y detalla que los más recientes, fueron promovidos por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), por violaciones a las leyes migratorias, en vez de involucrar actividades criminales. Serían otra evidencia contra la retórica trumpeana sobre persecución de infractores o “criminales” y no de “objetivos por cuestiones migratorias” con todo lo que eso dañaría la defensa de los derechos humanos y los compromisos internacionales adquiridos por Washington en la materia. También se alerta de un número importantísimo de dreamers que forzados o siguiendo a la familia, han vuelto a sus orígenes para encontrarse con un desastre: un programa educativo paupérrimo, de miras cortas y tiras de materias rezagadas al estándar internacional y con poca oportunidad laboral.

Pero el león no es komo lo pintan y varias tuercas han sido apretadas tratando de ofrecer primero reconocimiento legal, opciones educativas adecuadas, y después volverlos productivos.

Recién, a alguien se le ocurrió aprovechar la coyuntura y llevar parte de estos ajustes a las universidades de Estados Unidos. Así, diversas instituciones educativas, la cancillería mexicana y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas han cerrado filas para ofrecer esquemas de colaboración innovadores para y con los pueblos indígenas de México.  Se llama “El sueño mexicano”. Las universidades gringas ponen el recurso humano, técnico y educativo, y México pone avión, hospedaje y lo que por decoro llamaremos “área de oportunidad”.  Habrá que esperar y ver, si prospera, cuál será el costo real y cuáles sus aportes.