El valor de un muerto

 

Ahora todo se resuelve mediante cifras, cantidades en dólares, pesos o euros


Sin duda el país se ha metalizado tanto, que ahora todo se resuelve mediante cifras, cantidades en dólares, pesos o euros. Lo mismo cuando se discute la honorabilidad de alguien que cuando se es víctima de un delito; la honra, digámoslo así, se mide en centavitos, así sean muchos.

Lo más reciente: un juez como tenemos tantos –nos sobran—decide que el narcotraficante Ernesto Fonseca “Don Neto”, en la foto con Rafael Caro Quintero, debe pagar 20 millones de pesos a la familia del agente de la DEA y piloto acompañante, que fueron asesinados supuestamente por los mencionados.

En esta comedia de errores y trampas, circuló la muy creíble versión de que el “Kiki” Camarena había sido ejecutado por instrucciones de un capo de la organización gringa, de apellido Kuikendal. Imposible saberlo a ciencia cierta o comprobarlo, en estos casos se trata de asesinos, pero no de idiotas que dejen pistas.

Con el pretexto del crimen, se atrajo a Estados Unidos a Rubén Zuno, hermano de la esposa de Luis Echeverría, dueño de la casa del Tezontle donde presuntamente había sido victimado el policía gringo.

En acto de buena fe se presentó ante las autoridades del norte, las que lo apresaron y lo confinaron en una cárcel hasta que murió, casi 30 años después, sin comprobarle nada. Justicia ejemplar.

Durante una reunión legislativa México-Estados Unidos, los gringos como plañideras lloraron por la muerte del “Kiki” y lamentaron la orfandad de sus hijos. Salvador Neme, mexicano, les respondió con una descripción del asesinato de dos docenas de policías mexicanos mientras perseguían un alijo de drogas para Estados Unidos.

Y les recalcó que “es cierto, duele la orfandad de los hijos” del policía gringo, imagínense, imaginen lo que dolerá la orfandad de medio centenar de niños, hijos de los policías que cayeron por defender a su país, Estados Unidos, para impedir que la droga llegara a sus ciudadanos.

Casi termina allí la reunión pero al menos se abstuvieron de seguir dando lata con el asesinato del dudoso agente de la DEA.

Hoy, ante la visión monetarista del juez, cabría preguntar si aprovechando el viaje podría exigirse indemnización a favor de los niños hijos de agentes mexicanos, que fueron abatidos en el episodio en un pueblo de Veracruz, Tlalixcoyan. El mismo hecho, pero más víctimas y muchos más niños sin padre ni garantía de educación. Con el futuro cancelado, pues.