El vértigo

El presidente estadounidense Donald Trump. Foto: AP 

En EU hay dos maneras en la que un presidente puede ser removido


En estos tiempos en los que vivimos todo es nuevo y conviene no asustarse de eso, porque si en algo se puede distinguir esta era es en que todo es posible.

En Estados Unidos hay dos maneras en la que un presidente puede ser removido de su cargo.

Por una parte está el impeachment, un proceso de destitución que se inicia en la Cámara de Representantes y continua en el Senado, encargado de juzgar al presidente, para saber si cometió algunos de los delitos previstos en la Constitución que impliquen apartarlo de su función y exigirle responsabilidades.

Y por otra, se encuentra el acuerdo al que pueden llegar los miembros del gabinete encabezados por el vicepresidente para considerar la declaración de “incapacidad del puesto” mediante la cual se concluye que el presidente no es apto para seguir cumpliendo sus funciones.

Nunca en la historia de Estados Unidos se ha hecho algo así, sin embargo, ahora en la era Trump, todo es posible. Incluso que pueda ser removido si Mike Pence su vicepresidente; Rex Tillerson, el secretario de Estado; James Mattis, el secretario de Defensa; Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro y algunos miembros más del gabinete llegan a la conclusión de que el magnate no está capacitado para ejercer la función presidencial.

Y es que, pese a ser algo previsto en las leyes nunca se ha puesto en práctica. Pero también es verdad que nunca antes habíamos tenido a un Donald Trump en la Casa Blanca rodeado de polémicas tan grandes como el hecho de que su propio yerno y asesor, Jared Kushner, haya sido señalado por el diario The Washington Post de haber intentado establecer en diciembre de 2016 un canal secreto de comunicación con Rusia.

Aunque no se asombre porque no está claro que el 45º presidente de EU sea el peor de todos los mandatarios de la historia de ese país, sólo que es mucho más escandaloso que los demás y, por lo tanto, todo lo que produce tiene una repercusión que lleva mucho más lejos las consecuencias de su actuación política.

Vértigo es lo que define estos tiempos, y en el fondo son tantos los errores cometidos por Trump, que aquellos que le miran con simpatía y dicen que no es malo, simplemente es un niño mal educado, da la impresión de que tienen razón.

Pero lo preocupante es que su mala educación la ejerce jugando a la ruleta rusa, colocando en la cabeza de todos una pistola que puede disparar en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.

Por eso esta era de vértigo puede deparar un final en el que sin llegar al impeachment, el gabinete con el vicepresidente a la cabeza decida que Trump no está capacitado para seguir siendo el presidente de Estados Unidos de América.

Twitter @antonio_navalon