España tiene cáncer

 

Uno que requiere un tratamiento intensivo muy caro, muy invasivo y muy doloroso


España tiene cáncer. No es un cáncer incurable, pero sí uno que requiere un tratamiento intensivo muy caro, muy invasivo y muy doloroso. El diagnóstico se dio desde 2008 cuando el país se vio fuertemente contagiado con la crisis económica y financiera que generó la quiebra de Lehman Brothers y el colapso de las hipotecas subprime en Estados Unidos. De entonces a la fecha, los tratamientos que la economía española ha tenido que recibir han hecho que el paciente se canse, se fastidie y se muestre receptivo al canto de las sirenas, que procedente de formaciones opositoras como Podemos de Pablo Iglesias o como el propio Partido Socialista Obrero Español de Pedro Sánchez, dice que esos tratamientos tan agresivos en realidad no son necesarios. Prueba del hartazgo del paciente es la segmentación de los apoyos electorales que hicieron que durante 315 días el país no tuviera gobierno de pleno derecho, situación que llegó a su fin el sábado pasado con la votación de investidura por fin de Mariano Rajoy como presidente del gobierno Español.

Rajoy seguirá entonces al frente de la presidencia y es dable pensar que seguirá aplicando las dolorosas y costosas terapias que la economía española necesita. Sin embargo, sigue quedando latente la posibilidad de que ante lo fatigoso del tratamiento, el electorado español se deje seducir en elecciones futuras permitiendo que el cáncer que su economía sigue padeciendo termine por ser tratado por un quiropráctico o por un hierbero como, por ejemplo, bien podría ser el populista Pablo Iglesias que ha prometido bajar impuestos, aumentar el gasto y no endeudarse, lo cual en un contexto de crisis financiera es sencillamente imposible aunque suene muy bonito, o algún otro líder que sostenga que si él estuviera al frente, resolvería la crisis del país en menos de 10 minutos. Veremos qué pasa.