Error en la ecuación

Era la fórmula del éxito.

Sin investigación autoridades mediocres y corruptas hacían responsable de su muerte a la propia víctima, sobre todo si era mujer. Los medios sensacionalistas retomaban estas historias que sobre condimentaban. Morbo y el escándalo completaban el “truco de venta”. Pero el negocio se salió de control, afirman especialistas, que lo describieron como una patología social e institucional. Y ambas versiones se confrontan cuando las víctimas son extranjeras. Alejandra Pulido, Sara Ramírez, Virginia Martín y Stephanie Magón tienen varias cosas en común: Colombia como patria y México como última morada.

Vinieron legalmente. Buscaban éxito en lo académico, en la música o el modelaje. Las cuatro murieron de forma violenta. Tres saltando al vacío, sin causa aparente. La otra fue ultimada en el homicidio múltiple de la Narvarte.

En los cuatro casos, las autoridades han seguido la inercia: dejaron cabos sueltos y el escrutinio público ha hecho lo suyo: de víctimas las cuatro jóvenes fallecidas pasaron a putas, cercanas a fuerzas oscuras o copartícipes de actividades delictivas. Piadosamente sus nombres ya fueron incluidos en la estadística del feminicidio que cada día cobra la vida de siete mujeres en el país. Habrán de pasar dos generaciones para que esta inercia de podredumbre comience a menguar. El todo o nada está puesto en el Nuevo Sistema de Justicia Penal que profesionalizará la investigación en criminalística, garantizará la reparación del daño y mejorará la impartición de justicia. Pero el león no es komo lo pintan y los apelativos no se anexan a la causa de muerte. Fueron convertidas en cisnes negros por una sociedad cansada, asustada, confundida que buscando respuestas contribuye a sepultar las irregularidades en los casos. Pero orientarla e informarla también es trabajo de las autoridades. ¿La falta de políticas públicas adecuadas es otro error de ecuación?

@MarioALeon